Cincuenta y tres

1.2K 46 10
                                        

¡Mierda! ¿Por qué la besé?

¡Joder! No le podía hacer eso, no a ella, era mi amiga sólo eso. Pero era inevitable la quería, mucho, pero no deseaba estar con ella, no así, no deseaba ser su pareja, sólo su amigo, así estaba bien.

Pero la recordaba tanto, su rostro entre mis manos, mis labios sobre su ardiente piel, sus gemidos al hacerla mía, la necesitaba de nuevo, tenerla entre mis brazos, estar dentro de ella. El recuerdo me atormentaba hacía que el deseo que sentía por ella fuera inevitable.

Sus besos eran tan tiernos, tan inocentes, tan llenos de amor. Sus labios carnosos, dulces y suaves, en ocasiones no prestaba atención a lo que decía, no podía evitar mirarlos cuando hablaba, me apetecía besarlos, morderlos hasta dejarlos rojos e hinchados, robarle el aliento, pero ella era mi amiga. ¡Qué marica sonaba! Pero así era ella, tan tierna y adorable, es la única que lograba sacar mi lado "cursi" y eso no me agradaba yo no era así, con ella todo era diferente.

Estaba confundido por una parte estaba ella, la dueña de mi futuro, con quien deseaba pasar el resto de mis días, mi futura y perfecta novia.

Y estaba ella, mi amiga era mía y no podía ser de nadie más, la necesitaba conmigo, que fuera sólo mía.

Era un imbécil le decía "hermana" y después la besaba, no la quería perder, no por un beso. Tampoco le quería dar falsas esperanzas, promesas que no cumpliría, ella no lo merecía, no merecía a un idiota como yo.

Deseo OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora