Sesenta y seis

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Domingo 7:00 a.m.

Despertar a su lado fue algo maravilloso. Ver su rostro pacífico. Sentir como se estremecía ante el contacto de mis dedos, era glosioro. Ser testigo de las sonrisas involuntarias entre sueños, fue algo alucinante.

¿Enamorado?

Para nada, es sólo que, no la había visto bien. Qué ciego había sido todo este tiempo. Qué imbécil había sido por no ver el amor en sus ojos, ese brillo que tenían al sonreirle; al decirle bonita.

Quizá después de todo no la quería cómo amiga. Quizá después todo si la "quiero, quiero".

No era sólo deseo eso lo comprobé hace unas horas.

Encendí un cigarrillo, estaba relajado pero es una adicción que no podía dejar.

En poco tiempo la habitación se llenó humo. Mi bonita empezó a toser, que idiota ni siquiera sabía si estaba acostumbrada a ese olor.

Despertó asustada pensó que la casa se incendiaba. Ternurita.

-Buenos días - dije besando su frente.

-Hola -dijo mientras soltaba un bostezo.

-¿Fumas? No me digas que también consumes alcohol. -inquirió con desaprobación.

-Obvio, ¿quién no?

-Uhm, yo por ejemplo. -contestó.

-Lo siento no lo sabía.

-¿Te gusta que una mujer haga lo que haces? -interrogó

-No veo el problema, de hecho lo encuentro sexy. -confesé. Una mujer con cigarrillo en mano me ponía caliente.

Se quedó pensativa por unos segundos. Se dirigió al baño, aproveché para retirarme de su casa. Después de todo sólo fue una noche más; llena de sentimientos encontrados de mi parte.

Deseo OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora