Ciento cinco

507 33 8
                                        

Trabajar. Leer. Escribir. Dormir.

En eso consistían mis días.

Le seguía escribiendo; siempre sería mi inspiración.

Seguía pensando en él, pero ya no con la misma intensidad.

Seguía esperando que volviera, pero no con la misma fe.

Seguía soñando con él, aunque no con un final feliz.

Seguía amandolo, pero ya no tenía la esperanza de que él me amara.

Seguía siéndole fiel aunque no tuvieramos una relación.

Seguía siendo mi príncipe azul y yo era el sapo feo que necesitaba sus besos para convertirse en su bonita.

Deseo OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora