Cuarenta y cuatro

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La noche de Sábado pasó jodidamente lenta.

Los segundos parecían minutos, los minutos horas y las horas años.

Miles de preguntas rondaban por mi mente.

¿Qué le habrá dicho ella? ¿Cómo reaccionó ella?

¿Él estará feliz? ¿Ellos serán felices? ¿Se casarán? ¿Tendrán hijos? ¿Me pedirá que sea la madrina de los pequeños? ¿A quién se parecerán? ¿Funcionará su matrimonio? ¿Y si se separan? Espero que si, así yo tendría una oportunidad con él. Me regañé mentalmente, no se le desea mal a alguien que amas, si él es feliz aprendería a ser lo también aunque no estuviera a mi lado.

Deseo OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora