Deseo Odiarte

Cincuenta y cinco

-¿Estás enojada bonita?

-No -contesté enojada, después de todo creo que si somos complicadas.

-Me alegra-dijo con tono apagado -Yo, uhm, lo del beso, no debió pasar lo siento. -concluyó apenado.

-No importa. Sólo hagamos cómo que no pasó.

-Pero pasó. -dijo mirándome a los ojos.

-Lo sé, pero no importa o dime ¿significó algo?

Desvió su mirada. Ese pequeño acto me dió esperanza, quizá, si me amaba o por lo menos sentía algo más que mera amistad.

-No. Lo siento. No significó nada. Pero...

-Está bien, no importa -lo interrumpí no necesitaba saber más.

-No te enojes. Lo siento de verdad. Fue una estupidez. No quiero que ese beso arruine nuestra amistad. No te quiero perder, no a ti. -concluyó casi en un susurro. Se notaba la culpa y la tristeza en su voz, estaba arrepentido.

Solté un suspiro, cubrí con mis manos mi rostro estaba a punto de llorar, no lo quería hacer, no frente a él.

Se acercó descubriendo mi rostro y elevándolo para entrelazar nuestras miradas, no dijo nada, empezó a hacer círculos con sus pulgares en mis mejillas. Una lágrima cayó, no la pude retener, rozó mi mejilla con sus labios quitando la lágrima derramada con ese tierno acto.

-No llores bonita, te quiero, lo siento, no merezco tus lágrimas, no te quiero perder, perdóname -susurró en mi oído.

-No lo harás, te perdono. -lo abracé, en sus brazos me sentía segura, quería permanecer ahí por siempre, pero no me pertenecían, no eran mios, él no era mio.

Espero que por caridad no se cambien los guiones me avisan por favor.