Capitulo 1

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POV. KARA

-Mierda. Necesito sexo.
Eran las 10 hrs. White Chiks acababa de pasar en la TV, y yo empezaba a hablar conmigo misma.
-Excelente Kara. ¡Quédate loca y habla sola!
Hace seis semanas que no tenía sexo. En mis padrones, eso era un tiempo largo. Sin embargo esa única voluntad que antes era constante en mi vida, actualmente estaba decayendo en mi lista de prioridades.
-Bueno, ya vi que aguante seis semanas sin sexo. Pero más que eso tampoco da, no soy de acero.
Me puse unos jeans, una blusa negra y mi chaqueta de cuero. Seguí hasta mi Porche Cayenne al lugar donde durante los meses que me sentía caliente y acogedora buscaba una mujer.

La calle estaba desierta y silenciosa como siempre. Un pequeño letrero rosa-neón muy discreto brillaba sobre una puerta bien adornada. "The Hills".
Entre al lugar sin tocar. Era familiar, ya había estado aquí miles de veces. Un ambiente oscuro, decorado en madera, albergaba hombres de clase alta y mujeres lindas y bien vestidas. Gran parte de los clientes eran señores respetuosos fuera de aquel ambiente. La luz débil era agradable, dejando el lugar misterioso y caliente. Las canciones aleatorias, pero siempre sensuales, ayudaban en la ambientación del lugar.
El bar central acomodaba a dos chicas lindas que preparaban bebidas. Algunos hombres les coqueteaban mientras ellas hacían su trabajo. En los rincones, muchos sofás y mesas estaban ocupados por parejas, unos más discretos, otros completamente sin pudor.
-¡Kara! ¿Eres tú?
Me giré y vi un rostro conocido.
-Hola, Cat.
-¿Dónde has estado? Pensé que nos habías abandonado.
-Estuve fuera por algún tiempo. Problemas de la empresa. - Mentí.
-Vas a tener que compensar los días que quedaste ausente entonces.
Con un guiño, Cat me jalo al bar, ordenando a la chica morena que me sirviera una dosis de Whisky.
-¡Hola Kara! - Unas chicas me saludaron. Me giré y vi dos bellezas. Lucy una morena hermosa y Scarlett una rubia escultural.
-Hola Chicas. ¿Como están?
-Bien, pero te extrañamos. - Respondió la rubia, con cierta insinuación en la mirada.
-¿Estuviste frecuentando otros ambientes? - Lucy preguntó.
-No, estaba viajando por trabajo. - Mentí de nuevo.
No quería hablar de que mi desaparición se daba a mi total falta de voluntad en tener sexo y que ahora necesitaba sacar el retraso.
-Bueno, necesitas relajarte entonces.- Lucy habló, acercándose para hacerme un masaje en los hombros.
-Las dos están libres, Kara. - Dijo Cat, como si las chicas no estuviesen aquí. Sonrió con malicia.
Fue cuando vi a una chica que, hasta entonces, nunca había visto en The Hills. Una chica aparentemente normal. Cabello largo negro, piel blanca, parecía completamente desplazada.
-Cat, ¿Quién es ella?
Ella y las chicas se voltearon para mirar al fondo del salón.
-¡Ah, casi se me había olvidado! No la conoces, llego hace dos semanas. Se llama Lena.
Una novata.
Era extraño encontrar a alguien en este lugar con quien no hubiera tenido sexo. He estado con todas, absolutamente todas las mujeres que vivían en The Hills (incluso Cat, que no se prostituía, solo coordinaba los negocios).

-Lena.- Repetí su nombre, mirándola con curiosidad.- ¿Es buena?
-Bueno, durante estas dos semanas, no vi a ningún cliente insatisfecho. - Ella sonrió. - Ella parece tímida y quieta, pero es como dicen... las tímidas son las mejores en la cama.
-Hm... ¿está libre?
-Claro, por eso ella está aquí abajo. - Ella me sonrió con simpatía y dispensó a las dos chicas que acompañaban nuestra conversación con un gesto de manos. Se fueron, y Cat llamó a Lena. La chica atendió el llamado y vino en nuestra dirección.
Vestía una blusa negra de botón con manga hasta las muñecas, pantalón negro y zapatillas altas. No era vulgar, aunque todo en ella era justo. Estaba simplemente hermosa.
-Lena quiero que conozcas a una antigua clienta nuestra. Ella es Kara.
-Hola. - Dijo la chica, sin el menor entusiasmo, completamente diferente de las dos chicas que acababan de salir de aquí.
-Hola Lena. Tu nombre es tan grandioso como tú.
-Gracias.
-Veo que eres nueva aquí.
-Sí. Llegué hace dos semanas.
Me di cuenta que sus ojos eran verdes de un tono hermoso que jamás había visto. Su cuerpo entero exhalaba un perfume suave y muy agradable. En su cuello pude notar algunos hematomas y marcas de mordidas. Traté de no mirar.
-¿Te gusta aquí?
-Bueno, es mejor que mi vieja vida, de todos modos.

ma douce prostituéeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora