Capitulo 39

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maratón 4/?

...39...

POV. LENA

Al bajar, nos encontramos con Eliza.

-¡Buenos días, queridas! - Ella habló con una sonrisa iluminada, pareciendo verdaderamente feliz de vernos, mientras nos daba a cada una un abrazo apretado. - ¿Por qué despertaron tan temprano?

No sabía que hora era, y por lo que parecía, Kara tampoco.

-7:15...parece que madrugamos. - Kara habló, mirando el reloj en su muñeca y sonriendo de forma hipnótica para mí.

-En realidad, Eliza... - Comencé, parpadeando algunas veces para dejar de mirar tontamente a Kara. - Sucedió un accidente allá arriba...

-Mamá, ¿alguna empleada vino hoy? ¿Alguien puede limpiar la habitación?

-Sí, tres.

-No hay necesidad de enviar ningu...

-Bien. Len no se despertó muy dispuesta hoy. Creo que la mitad de la cena de Navidad está en el suelo de nuestra habitación.

Me sonroje.

-¿No te sientes bien? - Eliza preguntó con una expresión preocupada.

-Estoy bien ahora... Sólo me desperté un poco extraña. Pero realmente puedo...

-No te preocupes querida. - Me interrumpió, ya subiendo las escaleras. - Emma esta arreglando mi cuarto. Voy a pedirle que limpie el de ustedes.

-Gracias, mamá.

Eliza negó, sin mirar. Cuando llegó al piso de arriba, grité para que oyera.

-¡Pídale disculpas a Emma por mí!

No sé si me escuchó, pero no respondió.

Kara me miraba con una expresión neutra, y me sentía a cada segundo más contrariada.

-Odio dar trabajo a las personas.

-Se les paga. - Ella respondió.

-Sólo porque tienen que servir a ustedes, no quiere decir que tengan que hacer trabajos desagradables.

Kara habló más de media docena de palabras, mientras me guiaba a la cocina.

Ignoré todos sus argumentos, dejando claro mi punto. Por supuesto, eso sólo la divirtió aún más.

Pasamos por la sala y nos encontramos con Jeremiah sentado en uno de los sofás leyendo el periódico.

Me quedé en la entrada, pero Kara se acercó a saludarlo. Aparentemente, éramos las únicas despiertas. La casa de mañana tenía un olor más agradable, no sabía a que se debía.

Estaba un poco fría, pero no dejaba de ser acogedora.

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Tomé un té negro con galletas, no porque quería seguir las costumbres inglesas, sino por mi mareo matinal. Como no quería dar más molestias a nadie, me pareció mejor cuidar de mí.

ma douce prostituéeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora