Capitulo 35

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POV. LENA

Esperaba un castillo antiguo de piedra, con más de treinta ventanas y un bosque por toda la extensión del territorio. Por algún tonto motivo, actualmente siempre relacione a Inglaterra con la Edad Media, construcciones medievales y cosas que me recordaban a los caballeros y mazmorras.

Así que me sorprendió cuando llegamos a la casa de los padres de Kara, que no parecía en nada con la imagen que tenía en la cabeza.

Aunque no era del tamaño como las construcciones que me imaginaba, la casa era grande. Cierto, era una mansión, pero no algo escandaloso, como un castillo con veinte habitaciones y cuatro pisos, con un bosque alrededor, ni cosas así.

La casa era ancha. De dos pisos y un patio hermoso y enorme, sin flores a causa de la estación del año. La construcción era en un estilo clásico, en un tono melocotón, extremadamente agradable y limpio con detalles blancos. El cielo ya empezaba a dar señales de que la noche se acercaba, por eso era posible ver a través de las ventanas grandes que algunas luces ya se encontraban encendidas allí adentro.

Kara presionó levemente con una de sus manos, mi espalda, con el objetivo de hacerme caminar. Las maletas fueron dejadas por el taxista, en la acera, y Kara ya había pagado el viaje.

Me estremecí

No por el frío, sino por el nerviosismo.

Subimos los escalones que daban hasta la gran puerta blanca de madera. Rezaba silenciosamente para no tener un ataque de pánico, pero la apariencia impotente de esa puerta me hacia pensar que el timbre sería, al menos, algo semejante al sonido de una campana. Y entonces tendríamos una recepción diga de una princesa proclamando la llegada de la princesa Kara y su acompañante entrometida.

La vi buscar en el bolsillo de su abrigo y sacar algo de allí.

-Veamos si no han cambiado la cerradura.

¡Ella tiene la llave! ¡Gracias a Dios!

Entramos al salón amplio y caliente, Kara tranquilamente y yo con los nervios a flor de piel. Ella pareció notar mi incomodidad, entonces cerró la puerta con delicadeza, sin hacer ruido, y finalmente caminó a la derecha.

La seguí sin decir nada, temiendo que, junto con la primera palabra que pronunciará, escupiría mi corazón.

Kara caminaba hacía una puerta más al fondo, pero antes de que pudiera alcanzarla, una voz alegre sonó desde dentro.

-¡Alguien ha llegado!

Antes de que pudiéramos alcanzarla, ella salió de la cocina con una expresión esperanzada. Al mirar a Kara, su rostro se iluminó de una manera que me hizo sentir feliz. Calurosamente, ella abrazó a Kara que rápidamente retribuyó el abrazo.

No había duda de que esa mujer es la madre de Kara, su cabello era igual rubio, su piel clara, y sus ojos azules como los de la mujer que amaba.

-¡Querida! ¡Te extrañe!

-¡Hola mamá! ¿Cómo has estado?.

-Como siempre. - Ella sonrió, pero su expresión de repente se volvió un poco más seria, aunque discreta. Sus manos todavía estaban alrededor de el cuerpo de Kara. - ¿Y tú cómo estás?

ma douce prostituéeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora