ma douce prostituée

Capitulo 43

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POV. LENA

-Aghh...

-Está todo bien.

-¡Aghhh!

-Kara, respira.

Mi cintura estaba decorada en su totalidad por manchas rojizas y algunas ya completamente moradas. La parte superior de mis muslos, cerca de la ingle, estaba muy adolorida y con manchas moradas en los laterales. Mis antebrazos tenían algunos rasguños y pude ver claramente una pista de chupetes que iban desde mi ombligo hasta mi seno izquierdo.

-Por lo menos no hay nada en mi cuello.

-Agghhhh...

-¿Quieres dejar de quejarte? ¡Estoy bien!

-¡No estás nada bien! ¡Parece que alguien te golpeó! No voy a tocarte...

Levanté una ceja mirándola por el reflejo del espejo enorme del closet, desafiándola a prometer aquello.

-Al menos hasta que esas marcas desaparezcan... - Se corrigió rápidamente.

-¿Sabes cuánto tiempo tardan en desaparecer? Dos semanas.

-¡Mierda!

Kara estaba enojada porque sabía que mis hematomas eran culpa de ella. Pero yo creía que tal vez ya era la hora de superarlo, porque era un problema que siempre existiría, cada vez que me tocara íntimamente, acabaría toda marcada.

-Estás preocupada por mí porque no has visto tu espalda.

Ella se volvió de espaldas al espejo, mirando hacia atrás para ver el reflejo de su espalda.

-Wow... Parece que una gatita clavó sus uñas en mí...

Y eso parecía. Algunos arañazos eran sólo por encima de la piel, pero otros eran cortes visibles y rojizos que rasgaban su espalda a la altura de sus hombros hasta el lumbar. Ella bajó un poco el borde del pantalón que vestía sólo para asegurarse de que los arañazos no paraban allí, sino que continuaban en un camino mucho más abajo.

-¿Ves? No soy tan indefensa. - Hablé sonriendo, pero sintiéndome un poco culpable también. - ¿No te ardió en el baño?

-Un poco, pero no preste atención.

-Tenemos que pasar alguna crema allí...

-No es necesario, la ropa lo cubre.

Bueno, eso le daba una pequeña ventaja sobre mí. Sería difícil encontrar algo para la fiesta de Año Nuevo y que cubriera todos los hematomas que contrastaban fuertemente con mi piel. Por cierto, yo no recordaba siquiera si tenía alguna ropa adecuada para vestir.

-Creo que estoy de suerte... - Ella dijo, saliendo del closet y entrando a la habitación, dejándome delante del espejo sola por algún tiempo. Volvió unos segundos después, dándome una caja. La miré molesta, esperando una explicación.

-¿Qué pasó? Necesitas un vestido para la fiesta...

-Dudo que no tenga nada que pueda vestir en medio de aquella tonelada de ropa que compraste para mí.