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POV. LENA
Melissa, como cualquier niña sana, creció, gracias a Dios. Sí, porque por más que los bebés sean lindos y tiernos cuando aún no hacen nada solos, ellos dan un cierto trabajo. Y aún cuando nos arrepentimos más adelante por haber rogado para que crecieran pronto, en el fondo sentimos una alegría inmensa por verlos madurar y transformarse en personalidades llenas de salud y listos para conquistar el mundo.
Pero ella todavía no es una adulta, ni una adolescente. Esta lejos de eso. Melissa tiene 6 años, exactamente desde hace dos días.
Todavía no presenciamos la caída de su primer diente de leche o su primera graduación, pero estuvimos allí cuando ella anduvo por primera vez en bicicleta y la alentamos en su primer día de clases. Cambiamos muchos pañales, compramos muchas muñecas, escuchamos muchos llantos provenientes de rodillas raspadas. Le enseñamos a nadar y ejercitamos el inicio de su lectura. Fuimos madres primerizas, pero según Eliza, nos fue muy bien.
Estoy de acuerdo, aunque no tengo ninguna base como referencia. Melissa es una niña bastante hiperactiva. Su simpatía y su manera de agradarle a todo el mundo son su marca registrada. Ella casi nunca se enoja, y a veces, cuando no sabe reaccionar a un determinado estímulo, opta por caer en carcajadas. Ella puede hacer amigos con una simple salida, sea al parque o a la panadería.
Es humanamente imposible no amarla.
Para una mejor educación, Kara y yo dividimos nuestras obligaciones como madres. Esto significa que Kara es responsable de los "pecados", mientras que decir los "no" necesarios son para mí. Afortunadamente (porque la última cosa que quiero es convertirme en una madre aburrida y represora compitiendo con Kara una madre divertida y "consentidora"), Melissa es una buena niña. Un ángel, por más hiperactiva que sea. No necesitamos (no lo necesito) reprimirla dos veces. Ella simplemente entiende que si yo no la dejo hacer algo, debe haber algún motivo, y mágicamente obedece (lo que es un poco extraño. No es común que los niños de 6 años sean tan obedientes).
Realmente no tengo motivos para quejarme.
Muchos niños son berrinchudos, pero no Melissa.
Y ella sólo tiene 6 años. Desde hace dos días. Lo que hace que hoy sea un día un poco especial para mí.
-¿Emma? - Llamé, llegando a la cocina, encontrándola cerca de la estufa.
-¡Hola Lena! - Ella respondió toda contenta. - ¡Feliz cumpleaños!
-Gracias... - Hablé aún muriendo de sueño, abrazandola. - ¿Qué horas son?
-Casi las once. Estoy haciendo el almuerzo, dentro de poco llegan...
-Dormí demasiado... - Hablé, llevando una de mis manos a mi cabeza. - Debería estar ayudándote...
-¡No! Es tu cumpleaños. Hoy es tu día así que no tienes que hacer nada.
A Emma le gusta darme ordenes. A estas alturas ya tenemos ese nivel de intimidad.
-Eh, me gusta cocinar, y sabes eso...
-Tú no vas a cocinar.
Bufé. Ella es terca como una mula, y yo sabía que la única forma de llegar cerca de la estufa sería golpearla con un sartén y dejarla inconsciente en algún rincón.
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ma douce prostituée
Ficción históricaMi Dulce Prostituta (Adaptación Supercorp) Kara es una mujer muy hermosa rubia de ojos azules posee algo en especial que la hace diferente a las demás. Debido a un problema en su gestación, ella nació con un órgano sexual masculino. Lena es una he...