Capitulo 24

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POV. KARA

Sam me había convencido de volver a la oficina. No porque era necesaria mi presencia, ya que ella era mucho más competente de lo que yo era para llevar todo lo relacionado con la empresa, pero para mi propio bien era necesaria esa distracción. Después de nuestra conversación que podría ser considerada sólo como desahogo y lamentaciones, finalmente concorde con ella, de que tal vez tuviera que ocuparme con más cosas -el máximo posible- para que mi cabeza no encontrará tiempo libre que pudiera llenar con recuerdos y preocupaciones sobre si Lena se encontraría bien.

Ahora, ya hacia más de un mes que estaba lejos Lena. Sentía la sensación de dolor, de pérdida, y de vacío tratando de dominarme lentamente, y yo estaba casi cediendo. No había más fuerzas para alejar toda aquella ausencia de vida, porque ella no estaba conmigo. Aún así, allí estaba yo, en las reuniones, acompañada de Sam, mientras fingía mirar los gráficos y números de algo.

Por lo general, no sabía que ropa estaba usando. Salía de casa sin usar perfume, sólo me ponía maquillaje por las amenazas de muerte de Sam. No me importaba nada, porque nada tenía sentido.

Prácticamente nada era importante.

No podía olvidarla. Era desesperante, era enloquecedor, pero no podía olvidarla. Ni un día. Ni un segundo. Lena siempre estaba conmigo. En las reuniones, a la hora del almuerzo, cuando me acostaba, conduciendo o tomando una ducha. Estuviera sola o acompañada, borracha o sobria. No era un recuerdo cualquiera, que yo podía elegir si pensaba o no. Su presencia dentro de mi cabeza ya se había convertido en una pequeña parte de mí. Era como respirar. Una pequeña parte de mí que me mantenía viva, que me mantenía de pie.

Dos meses sin verla.

Estaba bajando. Eso ya era insoportable, intolerable. Era imposible vivir de esa manera, llegar hasta este punto parecía haber sido suerte.

Conseguir vivir sin ella era un milagro.

Sam fingía que todo estaba saliendo según lo planeado, pero yo la conocía lo suficiente para saber que ella estaba preocupada por mí. Tal vez mi estado mostró una depresión tan profunda que temía verme enloqueciendo o cometer suicidio al final de cuentas. Por eso, no me extraño cuando fui reprendida por ella, cuando me tomé una semana de descanso, para "distraerme y olvidar mis problemas".

Teniendo más tiempo libre, estaba claro que las cosas empeoraban considerablemente.

Por eso, aquella semana fue el inicio de la peor fase de esa ruptura. Aprovechando mi debilidad, me permití bajar la guardia y simplemente pensar en Lena, sin culpa cuando su recuerdo venía a mí. Los primeros días fueron más fáciles, porque no tenía que pelear contra mí misma para intentar arrancar la imagen de ella de mi cabeza. Pero para el fin de semana, mis pensamientos estaban completamente tomados por su presencia hasta el punto que me sentía exhausta, y ahora que había permitido que ella invadiera mi mente con tanta frecuencia y con tanta facilidad, no había más intentos para alejarla otra vez.

Al cabo de una semana, no conseguí volver al trabajo.

Sam volvió a llamarme, y no insistió cuando confesé que no podía salir de casa y hacer cualquier cosa que fuera. Quizá porque supliqué para que me dejara en paz, pero aún así, seguía recibiendo llamadas diarias de ella. Cuando empecé a no atenderlas, ella se conformo con hablar tres o cuatro veces por semana.

ma douce prostituéeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora