Capitulo 18

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...18...

POV. LENA

Me desperté al día siguiente por unos golpes en la puerta de mi habitación. Por la fuerza de los golpes,sabía quien era.

-Ya voy... - Hablé, tratando de recomponerme rápidamente, mientras corría al baño y me mojaba un poco la cara.

Me acosté un poco en la cama,

doblando las sábanas desordenadas de la noche que pasó, y finalmente abrí la puerta para que Cat pudiera entrar.

-Buen día. - Dijo, muy seria.

-Buen día. - Respondí, haciendo una señal para que entrará y se sentara.

Cat inmediatamente arrastró la silla del escritorio y se sentó frente a la cama.

-Voy directo al asunto, porque sabes por qué estoy aquí.

-Si... - Comencé, cabizbaja.

-Bien. Eres una chica elegante, y sabes por qué te mantengo aquí, ¿verdad?

Asentí con la cabeza, sin decir nada. Era claro que lo sabía.

-Entonces sabes que si comienzas a rechazar clientes, no podrás seguir aquí, ya que lo que te hace quedarte en este lugar es el dinero de tus citas.

-Lo sé...

-Además, eso traería una mala fama al establecimiento, ¿de acuerdo? No me gustaría que The Hills se quedara con fama por tener chicas que rechazan a los clientes, si es que me entiendes.

Asentí otra vez.

-Entonces, Lee, creo que sabes lo que quiero decir. Sé que no estás pasando por el mejor momento de tu vida, después de lo que Kara hizo.

Dolor. Sentí un dolor fuerte en el pecho al oír su nombre otra vez. Nadie más hablaba de ella, y yo misma me estaba esforzando para no pensar en ella.

Oír su nombre así, con tanta naturalidad, trajo de vuelta el dolor que intentaba esconder de mí misma.

-Aún así. - Continuó Cat. - Todas tenemos nuestras responsabilidades. Tengo problemas también, pero no por eso voy a faltar a mis obligaciones Eres una chica responsable, así que creo justo esperar que tampoco falles con las tuyas.

Ella estaba segura, por supuesto. Pero, ¿cómo explicarle que ya no podía hacer eso? ¿qué motivo le daría? Ya que ni siquiera lo sabía.

Podría decir como me sentía.

Podría decir que después de lo que sucedió, me sentía mucho más desplazada y desanimada que antes. Podría explicarle el pánico, las náuseas que sentía al pensar que debía quedarme con algún cliente ahora. Podría decirle que todo esto empeoraba porque Kara no salía de mi cabeza, que la imagen de ella me perseguía, que la nostalgia que sentía por ella pesaba en mi pecho como plomo, que el dolor de verla partir me había dejado en un estado deplorable.

Pero ella no lo aceptaría, estaba segura de eso.

-Cat... Sólo te pido un poco de tiempo...

ma douce prostituéeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora