Capitulo 26

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POV. LENA

Así que me gustaría conocer a Sam.

Por lo poco que oí, me pareció una buena mujer. Esencialmente buena. Cuando recordé, que durante la crisis de Kara, la ayudó. Gracias a ella, Kara estaba fuera de una depresión profunda, y con su ayuda Kara se había reconstruido. En cierto modo, me agradaba por ayudar y preocuparse por ella. Irónicamente, era precisamente porque se preocupaba por ella que a Sam probablemente no le agradaría.

Kara le había contado a Sam, sabía que era una prostituta, por la cual pagó varias noches. Era obvio que Sam debía creer que Kara era una idiota por dejarme vivir aquí, y era obvio que me juzgaría en cuanto pusiera su mirada en mí. Lo peor de todo es que no podría culparla por eso.

Yo también juzgaría a cualquier prostituta en caso de que estuviese aprovechándose de un momento de confusión de mi mejor amiga. También la odiaría por continuar a su lado, porque al final de todo mi mejor amiga merecía a alguien mejor. Rogaría para que simplemente desapareciera de su vida, haciendo un gran favor al dejarla vivir su vida con quien merecía.

Pero yo no podía dejar a Kara. No ahora, no cuando la necesitaba tanto.

Todavía no.

Así que, tendría que enfrentar aquella situación, tendría que enfrentar la forma en la que Sam lidiaría conmigo. Yo era una extraña aquí, entonces no me extrañaría ser juzgada en todos los aspectos. Pensar esto no mejoró en absoluto mi nerviosismo, entonces, por tercera vez, me lavé la cara en el baño de invitados, mirándome al espejo como quien busca un poco de fuerza, darse ánimo. Pero la expectativa de lidíar con una mejor amiga tal vez furiosa no estaba en mis planes del día, y ser tomada por sorpresa no era mi especialidad.

Me sequé la cara y opté por usar un vestido rojo simple de mangas largas, y ponerme un par de pendientes y pulseras de perlas que eran obviamente falsas. Me puse tacones, pero no tan altos.

Sin saber como proceder en esa situación, salí del baño hacía la habitación. Kara dijo que llegaría en cuestión de minutos y que sólo quería que nos conociéramos.

Me preguntaba en silencio, si en una situación hipotética donde Sam se fuera contra mí, con insultos y verdades incómodas, ¿Kara me defendería? , poniéndose contra una persona que conocía desde hace mucho tiempo. Un poco más que eso, una parte egoísta y mezquino dentro de mí, hizo que me preguntara a quien escogería, si tuviese que hacerlo a Sam o a mí.

De todos modos, darme cuenta de la posible respuesta a esa pregunta fue triste.

Llegué a la sala e inmediatamente me di cuenta de que no podía permitirme el lujo de cualquier tipo de preparación, porque ya sentada con un vaso con agua en la mano, estaba una mujer castaña con el cabello liso y ondulado en las puntas, ojos color marrón, con una aura angelical radiante y de gran belleza.

A su lado, de pie estaba Kara, parecía no saber bien si caminaba hacía mí o se quedaba en el mismo lugar.

Sam me miraba con una expresión indescifrable. No era una postura confortante o amigable de ninguna manera, pero tampoco era acusatoria u hostil. Ella simplemente estaba aceptando mi presencia aquí, por ahora sin hacer juzgamientos.

Sería bastante agradable si nuestro encuentro se resumiera a eso, pero ella al parecer, después de unos segundos, se dio cuenta de los hematomas, y entonces vi su expresión de shock casi disfrazada con un semblante bondadoso. Eso no quito de forma alguna, su belleza.

ma douce prostituéeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora