Doble Decisión. ¤ CNCO ¤

cuatro

Erick estaba fascinado con el resultado de las fotos que Christopher le dijo tomara, había recibido otras de regreso por parte de la chica.

Estaba listo para pedirle volver a verse pero tener el mentón de Christopher sobre su hombro mientras leía sus mensajes estaba incomodandolo.

—¿Necesitas algo?

—Nada, estoy aburrido y si no hacemos algo voy a quedarme dormido. —deslizó sus manos por su cadera abrazandolo metiéndose a su cuello para cubrirse de la luz.

—Entonces podrías decirme si este mensaje está bien para invitarla a salir...

—¿Um?—Levanto la vista viendo un mensaje algo cliché.

"Tengo que hacer unas compras, ¿Quieres ir conmigo?"

—Por lo que se ella es algo... vulgar. —Erick lo miro mal.— Lo que quiero decir es que es directa tu también debes serlo. Dile la verdad, que quieres verla y que hoy a las 8 pasas por ella.

—¿Que? ¿Hoy?

—Si. —lo soltó caminado a un sillón por que en verdad iba a quedarse dormido y no era un caballo para hacerlo parado.

—Espera.— lo jalo con fuerza haciendo quedar cerca. —¿Y cuando la vea que hare?

—Erick, comienzas a darme lástima...

—¡Bien! ¡Olvidalo!

Christopher suspiro regresandolo con el.

—Cuando la veas tienes que acercarte despacio, mirarla a los ojos. —levanto con su índice el mento de Erick. — Y sonreir por que se supone su belleza te deslumbra. Cortas aún más la distancia.

Christopher dio un paso mas, deslizó su mano por la cintura de Erick pegandolo suavemente contra el.

—¿Tan cerca?

—Si. Luego solo debes acercarte con cuidado a su rostro para saber si tienes el permiso.

Christopher se acercó y lentamente dejó sus labios en la comisura de los de Erick y sonrio viéndolo helado.

—Te ves radiante justo como la última vez que te vi. —susurro.

—¿De que estas hablando? Lo ves todos los días. —dijo Richard asqueado por la escena más cursi que había visto en años.

—¡No es lo que piensas! —grito Erick antes de aplastar cruelmente el rostro de Christopher y alejarlo lo más que pudo.

—Claro que no es, Richard sabe que me gustan los chicos bonitos.

—¿¡Y yo no lo soy?! —Erick lo regreso del cuello de la camisa.

—No. —sonrio mordiéndose el labio inferior. — Tu eres... tu.

—¿¡YO?!

Christopher solo río más fuerte dejándolo con todo y su enojo solo.