doce

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Estaba relajado, o debia estarlo por que Zabdiel lo amenazó con llevarlo a casa.

—No tome tanto, solo resbaló de mi mano, fue un accidente.

—Tu mamá va a matarnos si se entera de esto, es de tus primeras fiestas solo.

—Lo sé.

—Te traere algo de jugo o soda.

—Como sea. —se hizo el desinteresado pero cuando pudo se puso de pie buscando algo más para beber por que debía matar todos esos sentimientos raros de enojo que tenía.

No habia razón alguna para que se sintiera con ganas de romper más cosas.

Tal vez era que Christopher jamás le contó que iba en serio con el, o que simplemente lo ignoro y que aunque casi se corta las manos no estaba ahí como siempre cuidando de él.

Suspiro tomando una copa con sidra, sabia que no le haría efecto alguno pero era lo que encontró.

—Erick, precioso. Que sorpresa que estés aqui.

—¿Ah? —miro a Nadia y la poca borrachera que tenía se le fue.—Hola.

—¿Que haces aqui?

—Gane unos premios y...

—Que buena noticia. ¿Quieres que celebremos juntos?

—Bueno...

No estaba de humor, no era la forma en que el planeaba celebrar esa noche. Pero si le decía que no todos sus esfuerzos iban a irse a la basura al intentar conquistarla.

—Iré por unos tragos para ambos, espérame ahi. —La beso en la mejilla y busco la barra pasando por unos sillones algo apartados de las personas notando a Christopher con ese chico.

El castaño claro estaba sobre su regazo a horcajadas y reía con cada cosa que Christopher dijera hasta que la mano del mayor subiera por su cuello y lo dirigiera a su boca comenzando un beso húmedo, vio sus manos acariciar su cuerpo y bajar a apretar su trasero y acabar en los muslos del bajito.

El pelinegro solo suspiro sacudió su cabeza y camino de regreso con la chica que tanto le está costando conseguir.

Doble Decisión. ¤ CNCO ¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora