sesenta y cinco

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—¡Erick! —Christopher caminaba por los pasillos de la empresa. —¿Erick?

—¿Si? — se quitó los auriculares con los que ensayaba.

—Encontré varias copias de primera cita y recordé que dijiste te gustaría pegarlas juntas y hacer un cuadro para tu departamento.

—Si...

—Ten. —Christopher le entregó una caja con más de una docena.

—¿Gracias? —río al sostener la caja. No quería que viera su rostro, últimamente había descubierto que su rostro cambiaba de color con la cercanía de Christopher.

—No te preocupes, para eso somos amig...  eres... mi novio. —esas palabras habían sonado algo extrañas, forsadas o diferentes, Christopher no solía usarlas.

Erick sonrio.

Y los detalles de Christopher hacia Erick aumentaban, demasiado. Demasiadas veces al día, demasiadas cosas hasta que Richard lo detuvo.

—¿Que haces?

—Le llevo a Erick chocolates.

—Christopher, esas cosas cuestan lo mismo que un teléfono último modelo.

—No.

—Christopher, ¿Puedes ser solo un poco sincero esta vez?

—No.

—Bien, esa respuesta fue la menos correcta.

Richard lo apretó por la chaqueta y lo metió en su habitación por que tenía mucho de que hablar.

Doble Decisión. ¤ CNCO ¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora