setenta y cinco

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Estaba enojado, y seguiría enojado, le había avisado a Christopher que llegó y solo recibió un "ok", el seguía mandando mensajes de buenas noches pero pocas veces contestaba.

Suspiro frustrado bebiendo lo que sea que se encontraba en la mesa. Sus amigos eran algo extravagantes con las mezclas de alcohol que era su segundo vaso y ya no estaba del todo consciente.

Aquella reunión en la piscina de unos departamentos con chicos que no conocía que lo miraban de alguna forma extraña no le convencía mucho pero aún así pasaría lo que quedaba de la noche con tal de divertirse.

Esta siendo divertido, le gustaba la musica que había y el jugar en la piscina. Se habia metido a nadar bajo el agua y repentinamente unas piernas lo hicieron chocar y asustarse tratando de salir se el agua con prisa para respirar y fue levantado por las manos de alguien con tal facilidad.

—¿Estas bien? —el chico desconocido se tomó la libertad de pasar su mano por el cabello que le cubría los ojos y acomodarlo hacia atras.

—Hm... si... —tenía unos labios gruesos y llamativos, su ceja era oscura y sus ojos azules lo hacían perderse.

Sintio las manos del desconocido deslizarse de sus costillas asu cintura bajo el agua y llegar a su cadera y jalarlo contra su cuerpo duro.

Erick lo alejo y se mordió el labio negando demasiado caminado hacia las escaleras de la piscina para salir y aún sentir la mirada pesada de ese chico sobre él.

Solo bebió un vaso más con alcohol e ignoro el que seguía nervioso después de aquello.

Y jamás imagino que los nervios desaparecerían en unas horas más.

Fue estampado contra la puerta de alguna habitación mientras sentía su cuello ser cubierto de besos y mordidas cada una más sensual que la otra.

—No...

—Esta bien, me detendre... —dijo un chico de ojos azules.

—No me gustan los chicos... —Erick lo miro por completo o lo que estaba al alcance de su vista. Era bastante alto, su cabello era negro y demasiado lacio, su cuerpo era envidiable. No le gustaban los chicos más sin embargo con este podría fingir que no pasaba nada. —Solo... podriamos...

—Si, si podriamos.

Lo miro a los ojos entendiendo lo mismo sintiendo sus labios arder en aquel fogoso beso. Suspiro dejándose guiar hacia la cama cayendo y dándole espacio de meterse entre sus piernas.

Quisiera estar completamente borracho para quitarse ese desagradable sentimiento de culpa, pero no era asi.

—Dame el permiso y entonces no me detendre.

Erick se mordió el labio inferior sintiendo que había algo importante de lo cual acordarse, de lo cual preocuparse pero solo estaba consciente del chico tan atractivo que tenía para el.

Así que solo asintio aceptando otro beso.

Doble Decisión. ¤ CNCO ¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora