cuarenta y cuatro

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—Yo quería dejarte adolorido esta noche pero no se va a poder. —sonrio acariciando el rostro de su irritado novio.

—¿No puedes decirlo menos vulgar?

—Oh, perdón, —jaló su cintura y mordio su oreja. —En verdad quería follarte hasta dejarte lleno.

—¡E-Eso es peor!

—Pero te erizo la piel. —sonrio volviendo a alejarlo por que el hermano de Aley seguía en la puerta cuidando de ambos.

—Bien, ya puedes irte.

—Quiero besarte.

—Ya me besaste lo suficiente.

—Claro que no. De hecho, mañana vengo por ti —susurro.—A las 9, temprano.

—¿Por que tan temprano? Tengo que ir a clases.

—Yo te llevo.

—Estas loco, recuerdas la parte de "relación abierta" vas a espantar me cualquier oportunidad.— Christopher sonrió. —Y eso es justo lo que quieres.

Asintio. —Bien, me voy.

—Adios.

—Adiós.

—Deja de verme así.

—Tu deja de verme así.

—En verdad quiero saltar sobre ti.

—Lo sé, puedo sentirte.

Solo lo vio a los ojos y con un acuerdo silencioso y mutuo jalo detrás de su cabeza para pegarlo a su boca y sin pensarlo dos veces enredar sus lenguas.

—Adiós. —susurro Christopher.

—Te am...

El hermano de Aley lo jalo y lo llevo dentro de la casa.

Doble Decisión. ¤ CNCO ¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora