veinte

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—No... no puedo... ¡Me rehusó! —Aley apretó la cobija y se envolvió en esta. —Apaga la luz.

—Aley... solo te quite la camisa. Lo siento, ¿De acuerdo?

—No es eso... es solo que...

—¿No te gusta que te toque bajo la ropa, cierto?

—Cierto... —susurro. — Solo...

Christopher negó y se puso de pie y lo envolvió con otra cobija más.

—Continuemos mañana, tómate todo el tiempo que quieras.

—¿No vas a aburrirte de mi sin esto?

—Claro que no... —Christopher apago la luz y lo abrazo sobre las cobijas. — Solo traza el ritmo para mi.

. . .

Christopher susurraba palabras bonitas en su oído mientras lo acariciaba sobre la ropa.

Aley suspiro y detuvo sus manos.

—¿Puedes hacerlo más lento? —Aley lo miro a los ojos y solo estaba cayendo cada vez mas profundo por ese chico que le tenía tanta paciencia y estaba ayudándolo con algo que no era su obligación arreglar.

—¿Quieres parar?

—No... solo... más despacio.

. . .

—¡Chr-Christopher! —se sostuvo con fuerza de sus hombros sintiéndose tan abrumado estar bajo su cuerpo y supo estaba llorando cuando sintió sus gruesos labios besar su mejillas húmedas con lagrimas.

—Se termino. —susurro acariciando sus gruesos muslos.

Comenzo a reír bajito orgulloso de lo que habían logrado después de días intentando que esto funcionara.

—¿No estuvo tan mal?

—Estuvo bien... muy bien... —acaricio el cabello de Christopher. —amo tu cabello...

—¿Si?

—Mhm... —asintió sintiéndose cálido con Christopher arropandolo. —Espera, quiero hacerlo de nuevo...

—No. No, no. Dijimos paso a paso y tu ya quieres brincar en un pie.

—Claro que no, quiero brincar sobre ti. —río acariciando los labios del mayor.

Se limpió la garganta y levantó el orgullo que tenía por que eso lo había dejado desarmado. —Duermete, ya.

—Christopher... tengo algo que decirte...

—¿Que es?

—No ahora, solo gracias... te quiero mucho, Chris.

—Yo a ti. —jalo su cintura para acurrucarlo contra su cuerpo.

—¿De verdad no lo haremos de nuevo? —pregunto divertido al sentir la ereccion de Christopher.

—Duermete, Aley.

—Christopher son las 8 de la mañana.

—No he dormido nada contigo despertandome para esto.

—No te quejabas mucho hace unos minutos.

—Basta, dije que no.

—No vas a ceder ni un poco. —Mordio su quijada.

—No.

—Bueno... ire por una camisa tuya, no me gusta estar desnudo mucho tiempo aun...

—Esta bien. —Christopher lo ayudó a salir de las cobijas.

Estuvo esperándolo pero había pasado bastante tiempo y aún no regresaba. Se sentó en la cama preocupado por que la puerta del baño estaba abierta y no escuchaba ruido.

—¿Aley? ¿Estas b...

—¿Puedo usar esta camisa?—salió del baño relajando a Christopher solo unos segundos cuando lo encontró en su camisa. Larga pero demasiado ajustada a ese pequeño cuerpo con medidas llamativas.

Se limpió la garganta y lo observó unos segundos más. —Es tu decisión... no creo que el que yo diga que se ve... m... impresionante... haga una diferencia.

—¿Impresionante? —levanto una ceja y se acercó acercándose al rostro de Christopher. —¿Impresionante me has dejado sin habla o impresionante quiero casarme contigo?

—Bueno... tal vez si... —La puerta se abrió despacio. —Si, del quiero casarme contigo.

Doble Decisión. ¤ CNCO ¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora