veinticinco

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-¿Pasa algo, mi amor?

-Nada, quería saber si ya comiste o si necesitas algo... estaba pasando cerca de tu departamento.

-No he comido pero estoy en el trabajo y no creo que salga hasta muy tarde.

-Esta bien... pero, ¿Tu estas bien?

-No... quiero verte.

-Nos vimos hace dos días. -rió bajito enternecido.

-Lo sé.

-¿Quieres tener una cita conmigo?

-¿Cita? -pregunto Christopher.

-Si, prometo no usar nada... no, prometo usar todo.

Christopher río. -No, no pongas imágenes en mi cabeza por que...

-¿Que te parece mañana? Yo voy por ti. Yo invito.

-No...

-Si.

-Aley.

-Además tengo algo que decirte.

-¿Que es? Vas a ponerte orejas de gato y mauyarme desnudo aún cuando me dijiste que solo "hablaríamos"...

-¡N-No! Es importante. Además, no lo haría sin unas calsetas.

Esta bien, te veo mañana.

. . .

-¡No puede ser! Erick tomó una de sus hojas romoiendola en pedacitos por que la letra se escuchaba tan extraña.

-Bien... pensé que era la mejor canción del álbum pero si tu no lo crees... -Zabdiel recogió un pedacito reconociendo que era una pequeña parte de La Ley.

-Solo es muy... bien, si es buena, demasiado que... -la estaba sintiendo como suya cuando no era del todo cierto. -Nada. Voy por otra copia.

Regreso a la pequeña sala esperando que Christopher no estuviera pero ahí seguía solo que ahora cantaba con el teléfono en la oreja y reia cada cierto tiempo.

-Es bueno que te guste. -susurro Christopher.

-No... ahora quiero conservarte solo para mi...

-Esta loco. -susurro Erick.

-¿Erick? -Christopher lo escuchó girando a verlo.

-Nada ya me iba.

Doble Decisión. ¤ CNCO ¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora