↷ La vida de una chica que rompe maldiciones más que vivir es muy fácil, relativamente. En el intento trata de no morir y también, trata de sobrevivir al estúpido pelirrojo que tienes como compañero↶
hermosa portada hecha por la genia de @amygranger...
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V. MÁS QUE ORO.
TUVE QUE LANZAR un bombarda máxima para poder derribar la pared. No había nada que funcione, solo eso. En cuanto los escombros comenzaron a caer, reflejaron lo que estaba del otro lado. Definitivamente, toda la fortuna que había aquí valía más que toda mi vida. Ya veo por qué es tan tentador saquear pirámides de más de un siglo.
Tal vez debería dedicarme a eso.
Bill fue el primero que se acercó al sarcófago. Sacó un par de frascos de su mochila y comenzó a verterlos encima. Él me observaba de reojo, más bien, vigilaba. Estaba tentada a tocar todas las cosas que estaban aquí. Era como si esto fuera una tienda de juguetes, querías tocar y llevarte todo. Pero no se podía, solo por el respeto a este señor.
—¡Si!—aúllo, felizmente
Mis ojos fueron hacia donde estaba él.
—¿Quieres hacer los honores?—preguntó, sonriendo de lado
—Eso no se pregunta.
Rápidamente, me acerqué hacia la tumba. Coloqué mis manos en ambos lados, y la levanté. Un tedioso olor a podrido salió, pero no solo eso. Quedé sorprendida con lo que había adentro; la momificación estaba en perfecto estado. Pensé que iba a estar rodeado de joyas y lujos, pero no fue así.
—Tanto para...¿Esto?
Él seguía sonriendo, como niño pequeño.
—Esto, Francesa. Esto es oro puro, mejor dicho, es más que oro. Es...
—Paladio—contestamos al mismo tiempo
Sonreímos, nerviosamente.
—¿Ah, si?—susurré, observando la momificación. Trate de cambiar de tema.
—Si...—murmuró, sobando su cuello
Después, ambos nos quedamos callados.
—Hay que llevarlo con nosotros.
Al oír eso, abrí mis ojos como platos.
—¿Qué?—pregunté, desorbitada
—Sí, necesitamos analizar cada uno de los anillos que tiene en todo su cuerpo.
Hice una mueca, de disgusto.
—¿No podemos arrancarle la mano y listo?
Lo que dije pareció ofenderlo. Parecía que fue lo peor de lo peor de este mundo.
—A ti te podría dejar que se te pudra la mano, pero no lo hago. Tengo principios.
—Solo porque no tengo ganas de discutirte diré que está bien. Pero la próxima, la próxima no te salvarás, rojo.
