III

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III. PRIMER DÍA DE TRABAJO.

LA SOPA QUE que había hecho Jackson no estaba tan mal, estuvo aceptable pero definitivamente no la volvería a probar. Una vez que todos terminamos de comer, nos fuimos a acostar. Pensé que lo de la cama era una broma, pero no. Ahora mismo estaba sobre el piso; había una manta debajo de mi. Y los rayos de la luna se colaban por un pequeño agujero que daba justo en mis ojos. Era muy incómodo, estaba celosa de ver como ellos estaban durmiendo como unos bebés. Yo también quería dormir así, pero no podía. Estaba aquí, intentado dormir. Habré estado así por una hora más hasta que, por fin, logré conciliar un profundo y largo sueño.

Psssss—llamaron, por lo bajo

Un zumbido se escuchó en mi oído, despertándome un poco. Seguro era un mosquito, así que moví la mano cerca de mi oreja. Mi intención, obviamente, fue alejarlo. Y creo que lo hice, porque no volvió a molestar por un buen rato largo.

—Francesita...

¿mmmm?—solté, aún con los ojos cerrados

Estaba un cincuenta por cierto despierta y el otro cincuenta dormida.

—¡Aguamenti!

«Eso fue lo peor que pudieron hacer»

Un chorro de agua fue a parar directamente a mi cara, haciéndome despertar. Rápidamente, abrí mis ojos y busqué al causante de este desastre. Y no tarde en encontrarlo, estaba ante mis ojos.

Era el pelirrojo, ese odioso pelirrojo estaba encima de mi.

—¿Qué diablos te pasa?—grité, levantándome de mi cama. Estaba alterada, muy alterada¿No te ensañaron a respetar el sueño del otro?

Ahora estaba toda empapada.

—No—contestó, sonriente

Yo le iba a borrar esa sonrisa.

—Ni el señor tenebroso se atrevió a tanto— habló Jack, observando a su amigo

Recién se estaba levantado. Era injusto.

—¿Y por qué a él no le tiraste agua?—pregunte, invocando un chorro de aire caliente

En menos de un segundo, todo estuvo como antes. Excepto mi cabello, aún seguía un poco húmedo. Lo demás estaba bien.

—Porque no duermo como un muerto, que por cierto, ronca muchísimo.

Al escucharlo, fruncí mi ceño.

—Yo no ronco.

—Si lo haces—contestó Bill, ganándose una mirada de desaprobación de mi parte—Y no exactamente como lo pensábamos. Roncas y babeas más que un trol de montaña.

𝗛𝗘𝗔𝗩𝗘𝗡 | bill. weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora