𝗛𝗘𝗔𝗩𝗘𝗡 | bill. weasley

VII

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VII. DIME QUE NO FUE UN ERROR

CUANDO TU CORAZÓN COMIENZA a latir fuerte y esas mariposas se hacen presentes en tu estómago solo significa una sola cosa: perdiste la cabeza por alguien, estás enamorada. Y tal vez era así, tal vez este pelirrojo me hizo perder la cabeza desde la primera vez que lo vi. A pesar de nuestros primeros tratos, siento que logró atraparme del todo. Pero hoy en día eso ya no me sirve, caducó. Porque él ya no puede estar en algo más, ni yo tampoco. Ya no siente lo mismo que antes. Y Además, Bill está con Fleur y está más feliz que nunca. Eso es lo que más importa ahora, que él sea feliz junto a una persona que se siente de la igual manera a su lado. No voy a negar que no me produce algo de desagrado, porque es verdad, es la pura verdad. Si tengo que decir que estoy feliz viendo como Bill está saliendo junto a Fleur Delacour, estaría mintiendo. Siempre que los veo estoy celosa, algo duro de admitir de mi parte. Pero es y será verdad, me enloquece pensar que ella tiene que ser quien lo haga realmente feliz y peculiar vida.

¿Y eso por qué?

Porque yo quería tener ese lugar. Tal vez era un poco egoísta, si. Pero era lo que sentía.

—Mereces ser más que feliz, Bill.

—Tú también, mi salamandra.

Sonreí, inevitablemente.

—No soy tu salamandra, pelirrojo.

—¿Ah, no?¿Tampoco soy tu pelirrojo?—sonrió

Por un segundo, hicimos contacto visual. Bastante profundo, diría yo.

—No, no lo eres.

—¿Por qué no?

—Porque eres el pelirrojo de Fleur.

Su cara cambió, mientras se detenía.

—¿Tú piensas eso?—susurró

—Sí...ahora es su momento.

—¿Su momento?

—Sip, ahora le toca a ella disfrutarte. Mi tiempo desgraciadamente contigo ya pasó.

—¿Cómo que ya pasó?

—Si, Bill...olvídalo.

Quedó confundido, sin entender. Yo simplemente seguí caminando, hasta que él reaccionó y también lo hizo. Fue corriendo para acortar la poca distancia que había quedado, me tomó del brazo y me observó. Inmediatamente, mis ojos fueron hacia la zona que estaba un tanto apresada.

—Ayúdame a entender...quiero entender.

—No hay nada que entender, Bill...

Sus ojos brillaron como constelaciones.

—No seas así.

—¿Así cómo?

—Egoísta.

Fruncí mi ceño, ¿Yo era egoísta?

—No solo soy...no me quiero quedar en el pasado.

—¿Por qué no?

—Porque me recuerda lo tonta que fui.

Comencé a caminar, lentamente. Mientras observaba todo lo que estaba a mi alrededor. Él también me imitó, comenzando a caminar hacia adelante. Posó su mirada sobre el norte, observando a las gaviotas revolotear alrededor del cielo. Estás solo hacían ruido, mientras buscaban un poco de comida.