↷ La vida de una chica que rompe maldiciones más que vivir es muy fácil, relativamente. En el intento trata de no morir y también, trata de sobrevivir al estúpido pelirrojo que tienes como compañero↶
hermosa portada hecha por la genia de @amygranger...
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BILL WEASLEY TENÍA LA gran peculiaridad de dejarme siempre sin habla. Decir que estoy sorprendida es poco, en mi cabeza pensé que esto sucedería en un futuro. Pero no en un futuro tan cercano. Después de los últimos acontecimientos, él tiene toda la razón. Nuestras vidas cada día corren más peligro que antes. No sabemos cuánto tiempo más estamos en la tierra, creo que mereceremos ese eterna felicidad aunque sea por un mínimo de minutos, horas o días. Porque la vida también se base en ser feliz, de otra manera, ¿Qué estamos haciendo aquí? . Si fuera así solo estaríamos existiendo.
Ante el silencio que hubo entre los dos, el pelirrojo se agachó hacia el suelo. Sacó una pequeña caja de su bolsillo y la abrió, dejando ver un espléndido anillo color plata, que en el centro tenía un pequeño diamante incrustado. Pero no solo ahí, también tenia unas más diminutas a los costados de la preciosa piedra central. Era más que precioso.
—Que lo que tenga que pasar...pase contigo—murmuré, en voz baja—Así que si...acepto.
—Juro hacerte la mujer más feliz de toda la vida, mi amor.
—Entonces...yo trataré de superarte.
Su sonrisa se ensanchó, se levantó del pasto y colocó torpemente el anillo en mi dedo anular. Posteriormente, se quedó observándome. Nuestros ojos brillaban junto con la luna, sin dejar de despegarse ni un poco. No hacían faltan palabras, todo podía transmitirse mediante una sola mirada. Por primera vez en poco tiempo, la felicidad se hizo presencia en mi, en ambos. Mi sonrisa era la más grande, también podía sentir como mis ojos comenzaron a arder. Pequeñas lágrimas de felicidad intentaban salir sin que yo misma pudiera evitarlo. Las primeras gotas que salieron, fueron resbalándose por lo largo de mis mejillas. Las de la segunda tanda, fueron limpiadas por los pulgares de Bill. Él, mientras hacía eso, se encargaba de dejar pequeñas caricias y besos sobre mi rostro. Haciendo que el pequeño momento sea cada vez más especial y único que antes.
Tal vez esto era verdad; por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Por lo menos, por un minuto.
El minuto más feliz y sincero de toda mi vida.
—Hay que ir adentro—informó Kingsley
Ambos, lentamente, nos separamos.
Los demás que antes estaban afuera junto a nosotros, ya no estaban. Todos estaban amontonados adentro de la casa, mientras observaban hacia el centro. Cuando me acerqué más hacia allí, pude ver qué estaban mirando. Era George, estaba herido. Una de sus orejas había sido mutilada, dejando un largo rastro de sangre en toda su cara.
—¿Cómo te sientes, Georgie?—le preguntó su gemelo, acariciando su frente
