VII

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VII. MORIR.

SI NO HUBIERA SIDO POR los gritos que pegó Jackson, ni si quiera me hubiera dado cuenta que uno de los hijos de Aragog estaba a punto de devorarme viva. Y bueno, también fue por la ayuda de Bill. Él me impulsó a correr hacia adelante, al igual que Jack. Correr entre todas estas criaturas fue difícil, demasiado, había una casi a medio metro que pisábamos. ¡Eran miles! La única manera de alejarlas era pronunciando el hechizo Arania exumai, que solo las alejaba unos metros. Porque después regresaban, haciendo eso horrible ruido chirriante con sus ocho patas. Era intimidante ver como todos esos ojos te miraban, con ganas de comerte de un bocado. Estaban hambrientas, parece que hace mucho no probaban carne humana. Específicamente de unos tres jóvenes que venían con una sola intención: armar una alianza. Que ahora seguro quedó por debajo del subsuelo, ya que al padre de esta inmensa familia le irritó demasiado que lo atacáramos. Así que él, él también venía tras nosotros.

Éramos tres contra miles.

Ni si quiera podía recordar que el nido de estas acromántulas era tan extenso y angosto, yo solo memoricé que dimos unos pasos hasta que nos encontrarnos con estas monstruosidades. Pero no, ya habíamos corrido demasiado y aún no logramos salir de aquí. Me estaba desesperando, mi corazón subía y bajaba con desenfreno. A cada segundo tenia que estar atenta de que ninguna de estas arañas se nos cruce en el camino. Había que mirar arriba, abajo y a los costados. Y cada vez que verificaba, sentía que no íbamos a salir de ahí. Bueno, si, tal vez en forma de bolas excremento. Esta exactamente no era la forma en la que había planificado todo. En mi cabeza era: hablarle, convencerlo y marcharme a comer una rica comida. Y ahora, ahora ni si quiera podré hacer eso. No pude disfrutar mi comida porque ahora será comida de animal.

Un nuevo grito llamó mi atención, pero esta vez no fueron los de Jackson. Fue de William, lo que causó que me detenga abruptamente. Cuando fui a mirar hacia atrás, ni si quiera era tanta la distancia que nos acortaba. Ahí pude darme cuenta que había una pequeña acromántula que posaba sobre su pierna, pero no solo eso. Esta estaba clavando sus enormes colmillos en la carne de él, produciendo que nuevamente grite de dolor. Y así, de esa manera me haga reaccionar velozmente. Esta vez ni si quiera pensé en qué hechizo lanzar, simplemente lo hice. Antes siempre les lanzaba el mismo, no quería que salgan lastimadas. Pero ahora, ahora habían llegado a mi límite. Lo habían herido, hirieron a mi pelirrojo. Además, también estaban a punto de matarnos, sin importarles nada ni nadie. Íbamos a quedar en la historia, solo por cumplir un costoso favor.

—¡Bill amigo, no!—gritó Jackson, quedando plasmado frente al pelirrojo

—¡Ascendio!

Bill inmediatamente se elevó en el aire, asustándolo. Jackson por suerte reaccionó y comenzó a correr hacia la salida, junto a ambos. Estábamos a unos metros de esta,  podía ver una pequeña luz divisarse desde aquí. Así que corriendo lo más rápido que pudieron mi pies, salimos de ahí. Pensé que llegando a la salida las hijas e hijos de Aragog se detendrían, pero no. Seguían y seguían saliendo en busca de nosotros, así que no me quedo más remedio que lanzarles un encantamiento explosivo, que hizo que los montones de tierra que estaban arriba de su guarida, caigan sobre ellos. Me sentí un poco mal al hacerlo, pero era la única forma en la que posiblemente se detendrían.

Cuando me asegure de que las criaturas no saldrían más, deje a Bill en el piso. Con la respiración bastante irregular, me acerqué hacia él. Su cara estaba tensa, estaba conteniendo todo ese horrible dolor.

𝗛𝗘𝗔𝗩𝗘𝗡 | bill. weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora