𝗛𝗘𝗔𝗩𝗘𝗡 | bill. weasley

I

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I. NUEVOS COMIENZOS.

MUCHOS COMETEMOS ERRORES, y creo que nosotros fuimos dos. Por una parte, yo estuve mal. Dije algo que no era, porque ese beso no fue un error. Pero a pesar de eso, lo dije. Fue porque estaba confundida y asustada. ¿Sería posible que yo sintiera algo por Bill Weasley? ¿Después de todo lo que sucedió? ¿Yo podría sentir cosas por él?

La respuesta es si, después de unas varias semanas de descanso lo puede verificar. Él era algo que siempre andaba en mi cabeza, todo el tiempo. Y creo que este factor también fue uno de los motivos por los cuales me alejé. Desde esa última pelea que tuvimos ya nada volvió a ser lo mismo. Ni si quiera podíamos cruzar una palabra sin pelear. Jackson intentaba calmar las aguas, pero no se le hacía ni un poco fácil. No podía contra nosotros, la pequeña relación de compañerismo y amistad que teníamos se fue a la basura. Se volvió un ambiente tóxico, que ni si quiera se podía trabajar ni controlar.

Por eso tomé la decisión de dejar el trabajo, ¿Por qué yo y no ellos? Porque fue lo mejor que se me ocurrió, fue la única opción que evitaría  peleas. Por supuesto, él no dijo nada. El único que me habló, pidiéndome que me quedara fue Jackson. Me dio pena, hasta por un momento me lo replanté, pero al final decidí tomar esta decisión: alejarme. Fue un buen trabajo, hice todo lo que yo quise cuando yo quisiera. Buscaba un poco de libertad. Necesitaba saber qué era ser libre, no vivir siempre a la sombra y reglas de mi familia. Y lo logré, entrar a ese loco y misterioso trabajo fue lo que cambió mi vida. Aprendí cosas nuevas, explore lugares que nunca pensé que llegaría y cree nuevas amistades. Que a pesar de que no terminaron tan bien, fueron una grata alegría para mi.

Me guardo lindas y eternas experiencias.

Pero la historia no acaba ahí, a pesar de esta mala situación yo seguí. Y esta vez aposté por lo que más me apasionaba: las criaturas mágicas. Como no pensaba quedarme con los brazos cruzados ni en volver a Francia, decidí buscar un nuevo trabajo. Bueno, no lo busqué. Llegó a mi gracias a la buena persona de Charlie Weasley. Él me había ofrecido trabajo hace unos meses atrás, supuse que la oferta aún seguía en pie. Y así fue, él y los demás me recibieron con los brazos abiertos. Fue una cálida bienvenida, literalmente. El santuario de Rumania era una de las cosas más hermosas, y calurosas de todo el mundo. El aliento a fuego de los dragones no era algo que se podría evitar tanto que digamos.

Las primeras semanas me costó un poco acostumbrarme, pero luego me adapté a la perfección. También conocí a nuevas personas, que cada día me ayudan más y más. El primero fue, Alexander, él me recibió de una muy buena manera. Este era el hijo del hombre que había fundado el santuario, así que se lo sabía a la perfección. También me enseñó varias cosas, al igual que Henry, mi buen compañero animago. Con él había llegado a tener un poco más de química, al poco tiempo de estar aquí se convirtió en un buen amigo. Al igual que Charlie, él era la persona más pura y sincera que conocí en toda mi vida. Era único, junto a Henry hacíamos un buen trío. Que claro, no remplazaría al equipazo que tenía con Jackson y William. Ellos fueron y serán únicos, a pesar de que ya no hablemos. Bueno, con Jackson algunas veces lo hacemos. Según lo que me comentó él fue el único que quedó trabajado en Egipto, Bill decidió tomar un puesto de oficina en Gringotts. Recuerdo que cuando me enteré, no lo podía creer. ¿Cómo cambiaría las aventuras que tanto le apasionaban por un aburrido puesto de oficina? No desvalorizo un puesto así, solo digo que siendo él, el mismísimo William Arthur Weasley; el mejor rompemaldiciones. Se me hacía raro que lo haga. Por los meses que estuve trabajando con él, me dio la impresión de que amaba ese trabajo. Era su pasión, su vida.