XVI

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XVI. NAVIDAD.

LOS DÍAS PASARON VOLANDO y eso fue más que abrumador. En el santuario hubo muchísimo trabajo, tuvimos que estar en cuarentena por más de tres semanas. Fue horrible, ni si quiera podíamos ver la luz del sol. Todo porque hubo el primer caso de viruela de dragón, que provino de un Ridgeback Noruego que había llegado hace unos pares de días atrás. Gracias a Merlín, la viruela no se expandió. La mayoría estábamos bien, solo hubo un atacado. Ese, rápidamente, fue llevado a San Mungo. Si no me equivocó aún sigue ahí, recuperándose. También, sucedieron más cosas. Las misiones tuvieron que ser paradas, ya que ninguna daba éxito. Ni Jackson pudo con las Esfinges.

Nadie aceptó unirse a nosotros, solo nos quedaba la esperanza de que los gigantes lo hagan. Aunque, la probabilidad era muy baja. Luego sucedió que al Señor Weasley lo atacaron, lo mordió una serpiente. Fue a hace una semana aproximadamente. En ese transcurso tuve que intentar calmar a Charlie, él estaba muy nervioso y angustiado. Más porque no lo pudo ir a visitar. Su familia también estaba muy angustiada, ni si quiera podíamos enviar una carta para informar cómo estábamos. El gerente que trabajaba aquí, desde afuera mandaba las noticias hacia todos los hogares. Incluyendo el mío, tuve la pequeña ilusión de que recibiría algo de ellos, pero no. Lo único que recibí fue algo del abuelo, varias cosas que nos mandaban a todos los de aquí.

Lo bueno de ahora era que ya podríamos salir, seríamos libres después de unos días tan pesados y angustiantes para todos.

—¿Estas segura de que no quieres venir conmigo? Mis hermanos se pondrán un poco molestos, pero sobrevivirás.

—No, Henry. Esta bien, iré con los Weasley.

Suspiró, mientras arreglaba su baúl.

—Está bien.

—Nos vemos a la vuelta.

Bueno, en realidad, era mañana. Él se ofreció a acompañarnos a hablar con los gigantes.

—Claro.

Una vez que terminó de arreglar todo, elevó su baúl en el aire. Iba a irse, pero antes, se detuvo. Me observó con un sonrisa y dijo:

—Tu regalo está en el baúl, chica dragón.

Oh, no debías.

—Tú tampoco debías, pero aquí está—contestó, sosteniendo el collar de dragón en su cuello

No me pude resistir, les di a todos los regalos una semana antes. Además, estábamos aburridos. No teníamos nada más que hacer, que quedarnos encerrados. Y bueno, también los había comprado con anticipación. No me gustaba la aglomeración de gente, preferiría ser precavida e ir antes a comprar todo.

—Adiós.

Y él desapareció por el umbral de la puerta.

—Wills—llamó Charlie

—¿Si?

—¿Lista?

—Claro.

«»

La llegada a Grimmauld Place fue de lo más cómica, en cuanto pusimos un pie ahí, Molly se lanzó a abrazarnos. Primero a su hijo y luego a mi. En cuanto me abrazó, sentí que perdía el aire. Y se dio cuenta, porque poco a poco se fue separando. Los demás, rápidamente, se acercaron hacia donde estábamos. Obviamente, también nos saludaron. El señor Weasley lo hizo desde lejos, el pobre estaba muy machucado. Esa serpiente si que lo había atacado muy feo. Después, estaban todos los integrantes de la familia Weasley y Hermione. No sé por qué había pensado que ella se iría con sus padres. Pero, claramente, no. Ella está aquí, el que no está es Harry Potter. Eso se me hizo un poco extraño, él siempre está con ellos.

𝗛𝗘𝗔𝗩𝗘𝗡 | bill. weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora