CAPITULO 78

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''TE DESEO, MAS DE LO QUE HE DESEADO NADA NI NADIE EN TODA MI VIDA. ''

CARLA ROSON CALERUEGA

Samuel y yo por fin llegamos a la cabaña, decidimos pasar toda una semana allí, siempre nos hacia bien estar lejos de todo y todos, juntos y solos porque eso es lo único que importa. Samuel se veía más alegre y feliz que nunca, no sé qué le pasa, hace pocos días se veía un poco deprimido.

Estaba preparando el desayuno cuando de repente vi a Samuel despertándose, anoche habíamos quedado dormidos en el suelo, cubiertos con manta, quedamos dormidos casi desnudos – así paso nuestra primera noche aquí.

-Estoy preparando el desayuno – dije

No quería dar vuelta porque no me podría contener al ver su cuerpo desnudo.

-Me gustas mas tú que el desayuno – suspira al acercarse a mí

-Samuel...

-¿Qué, acaso dije una mentira?

Decidí dejar el desayuno al lado, di vuelta, saludándole con un beso en los labios.

-Siempre tan pícaro, mi Samuel.

-Siempre, Carla.

-Uf, Samuel – gemía

Samuel empieza besar mi cuello mientras sus manos acarician mis pechos por debajo de mi camiseta.

-¿Crees que me gustaría probarte a ti antes del desayuno?

-Me parece que si – respondí entre gemidos

Por la noche decidí hacer un ambiente mas romántico, nos quedaron seis días más, no sé porque estoy contando. ¿Sera que tengo miedo de que todo esto termina tan pronto? Puede ser.

Pasamos toda la noche fuera de la cabaña, sentados en una manta, abrazados, cenando, bebiendo vino y mirando las estrellas.

-Esta es la mejor noche de mi vida – dije

-¿Segura?

-Bueno, una de las mejores – respondí

Note la mirada de Samuel de reojo, sonreí.

-Para mi... tu eres una poesía.

-¿Qué quieres decir con eso? – pregunte

-Jamás me cansare de ti.

-¿Podríamos dormir aquí?

-Si, podemos.

Lo pregunte con un tono de pequeña chiquitita, casi rogándole, así paso nuestra segunda noche allí, durmiendo en manta en una noche caliente, colgados por manos, a veces tenía esa sensación de que no teníamos porque hacerlo para sentirnos satisfechos, nuestra relación nunca dependía de lo físico.

Los siguientes días estábamos mas y mas enamorados que nunca, creo que jamás podría separarme de él, ni siquiera estaba pensando en Londres mientras estaba aquí. Se me hacía difícil pensar en eso, tampoco quería iniciar un tema así. Éramos más felices que nunca, pasamos descansando y cocinando durante el día y haciendo el amor por la noche.

Nuestra cuatro noche en la cabaña fue llena de romanticismo y sensualidad, nos encontramos en frente el fuego, sintiendo mucho calor, con cuerpos desnudos rodeados uno con el otro, el entraba en mi con mucho cuidado, despacito mientras yo tocaba sus espaldas, no dejamos de mirarnos con los ojos.

Soltaba pequeños gemidos, era una sensación increíble, ya no se sentía como una despedida sino algo que recordaba toda mi vida.

-¿En qué piensas, mi amor? – cuestiona

Apuesta |CARMUEL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora