Apuesta |CARMUEL|

CAPITULO 52

''HAY SERES CUYO DESTINO ES ENCONTRARSE. ESTEN DONDE ESTEN. VAYAN A DONDE VAYAN. UN DIA SE CONOCEN. ''

CARLA ROSON CALERUEGA

Samuel me cuento toda la historia aunque no tenía mucho que decirme, entendí todo, no soy tonta.

-¿No tienes nada que decir? – cuestiona

-Sabía que lo estabas haciendo por alguna razón pero jamás pensé que volvieron meterse contigo.

-Estoy jodido, muy jodido.

Le abrazo, necesito sentirlo, tiene que saber que estoy aquí y que no pienso alejarme de él.

-Cálmate.

-No puedo, Carla.

-¿Qué tienes que hacer para que te dejan en paz?

-Algo que no quiero hacer.

Me aparte de él, note pequeñas lágrimas en su cara, las limpie.

-No lloras, por favor.

-¿Qué hago? – cuestiona desesperado

-Te has metido en un gran problema, yo podría hablar con mi padre y...

-¡Por favor, no hablas con él! – responde de un golpe

-Pero el podría ayudarte.

-Si, podría pero no va querer que yo esté cerca de ti.

-¿Qué dices, Samuel? Le caes bien, te quiere más que a mí – dije

-Va pensar que solamente me meto en problemas, ningún padre no estaría de acuerdo en que tú y yo estemos juntos después de todo lo que cause.

Nunca lo había visto así, eso me asusta, estoy segura que su problema podría resolverse pronto.

-Tú no causaste nada – dije

-Sabes muy bien como empezamos esta relación, es normal que podrías dudar de mí en algún momento de vida.

Me levante de cama, me enoja mucho cuando hablas así.

-¿Tienes que ir a algún lado? – cuestiona, mirándome

-¿Qué tengo que hacer para demostrarte que no me importa lo de apuesta? Paso lo que paso, tú mismo me hiciste ver quién eres realmente, yo se que todo comenzó de mal manera pero te enamoraste.

-¿Olvidaste de todo tan fácil?

-No fue fácil para mí, lo sabes...

Me acerque a él, acaricie su mejilla, sonriéndole.

-Hace pocos segundos pensé que me ibas a echar de aquí pero ahora veo una sonrisa – comenta

-Sonrisa... y algo más.

Sube sobre sus rodillas, besándolo salvajemente, no me importaba quedar sin aire si fuera necesario.

-Muy bonita manera de cambiar el tema.

-Los dos somos muy expertos en eso.

Extrañe su toque y sus labios, llego el momento de recordar cómo me puede volver loco en menos de un solo minuto.

SAMUEL GARCIA DOMINGUEZ

Suavidad de labios de Carla me hace gemir, buscar más y mas, despierta tantas cosas en mí que se me hace difícil creer que algún día podríamos romper o alejarnos uno del otro. Mis putos problemas nos han llevado hasta aquí pero yo sabía que tarde o temprano me metería en problemas con esa gente.

Lo sabía y aun sabiéndolo me deje llevar por lo que siento por Carla, me deje enamorar de tal manera que en mi corazón solamente existe espacio para ella.

-Podríamos utilizar el tiempo libre que tenemos – suspira en mi oído

De inmediato empiece desabrochar y quitar mi camisa, Carla toca mi cuerpo de manera que hace mi cuerpo arder.

-Utilizarlo de esta manera es todo lo que pido – respondí

-Entonces, haz algo – dice de manera picara al deshacerse de su camisa y la falda

-Solamente tienes que pedírmelo y ya, lo sabes – dije

-Me gustas cada día más y más – suspira al besar mi oreja

-¿Cuánto te gusto?

-No puedo explicarlo con palabras.

Su mano baja sobre mis pantalones, desabrochando el cinturón.

Pongo manos sobre su cara, quiero que me mire en los ojos y me escucha por un momento.

-El momento que te conocí fue el día más feliz de mi vida – confesé

-¿De dónde sacas esa tema ahora?

-No sé, te mire y me acorde de eso.

-De seguro no pensaste lo mismo cuando me conociste, normalmente.

-No lo sabía, ¿sabes eso cuando la gente simplemente se conoce y no tienen ni puta idea porque es así hasta que un día se enamoran?

-Se llama el destino.

-¿Destino?

-Si, tú eres mi destino y yo soy el tuyo.

-Nunca he sido más feliz que contigo, es increíble cómo podemos sentir tantas cosas a la misma vez.

-¿Qué es lo que sientes?

-Todo.

Carla me empuja en la cama, sigue besándome, nos perdemos en nuestros labios, el deseo y el amor que siempre triunfa, nunca pensé que alguien podría volverme loco de esa manera, ni puedo dejar de pensar que todo empezó con una apuesta.