❝Yo fui la número Cero❞
Fler Hargreeves es una de los ocho niños que nació el 1 de octubre de 1989 que tuvo la suerte (o desgracia) de ser adoptada por el excéntrico multimillonario Reginald Hargreeves.
Fler es la número Cero, The Healer, pero hace...
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Hace 16 años
Fler era suave con todos. Eso incluyó a Vanya, sobre todo a Vanya. Klaus era su favorito, y ciertamente se llevaba bien con los demás, pero Vanya irradiaba esa energía de perdida, siempre el tercero en el cuarto. Sobretodo desde la desaparición de Cinco. Fler quería ayudar a que se sintiera mejor.
Vanya no tenía poderes, lo que Fler envidiaba secretamente. Podía hacer lo que quisiera todo el día, o eso era lo que pensaba.
Sin embargo, Vanya se fijó en los detalles. Pequeñas cosas que sus hermanos no notarían entre ellos, como un gusto, un hábito o un deseo. Era algo que tenían en común.
El día de hoy, en horas recreativas, Fler entró al salón y la escuchó tocar el violín. Vanya le sonrió emocionada, siempre sonreía así cuando alguien reparaba en ella.
Terminado su concierto, se sentó junto a Fler tímidamente.
—Suena muy bien, Vanya —Fler felicitó.
—¿Tú crees? —las mejillas de Vanya se colorearon, sus ojos brillantes de emoción.
Fler asintió con convicción, aunque siempre suave y lenta.
—He pensado que podría ser mi superpoder —Vanya dice de pronto, repentinamente ilusionada por sus propias palabras—. Tal vez podría dormir a la gente con mi violín o algo. O hacerlos sentir bien.
Ideas rosas, Fler pensó, pero no lo dijo. En cambio, sugirió:—Creo que es algo especial sin necesitar ser un superpoder.
Pretendía ser un cumplido, pero el rostro de Vanya se ensombreció.
—Solo... quiero ser como ustedes. Papá les deja hacer todo lo divertido. Van a las misiones y los invitan a las fiestas —la número siete confiesa.
Fler a veces desearía deshacerse de su poder, o al menos fragmentarlo. Quedarse solo con sanar y ya nunca tener que matar. No era divertido.
No le dijo nada de eso, de todos modos. En cambio, extendió su mano y tomó la de ella con cariño fraternal.
—Voy a contarte un secreto... —suspiró suavemente, y comenzó a relatar.
....
Ahora
Vanya contó todo en su libro. Todos esos secretos al oído, los miedos que Fler le confesó, las cosas que le mostró.
Cada pequeño momento que compartieron a lo largo de los años, hasta que se fueron de casa, todo se hizo polvo.
Fler quería ser una buena hermana para ella tanto como para todos sus otros hermanos. Quería cuidarla como cuidaba a Klaus y a Ben, como Diego cuidaba de ella.
