❝Yo fui la número Cero❞
Fler Hargreeves es una de los ocho niños que nació el 1 de octubre de 1989 que tuvo la suerte (o desgracia) de ser adoptada por el excéntrico multimillonario Reginald Hargreeves.
Fler es la número Cero, The Healer, pero hace...
Nota Importante: Para éste capítulo me tomé una libertad importante respecto al orden canónico de los eventos. Acortéun poco el tiempo de la llegada al motel con Patch y cuando viaja Klaus para que coincidieran con otras cosas importantes que sucederán en la novela. Les aviso de antemano para evitar confusiones💕
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Cinco vomita. Dos veces. Y despotrica algo sobre jinetes del apocalipsis. Parece que hay un tema ahí, con eso del fin del mundo, o no lo repetiría tanto. Oh, y un dato interesante, borracho o no, Cinco sigue siendo un arrogante.
—¿Seguro que no tiene intoxicación por alcohol? —Diego pregunta, alzando una ceja.
Fler mira a Cinco, que es todo risitas en los brazos de Luther, y sacude la cabeza.
—No lo creo, solo borracho como una cuba —ella responde—. Diego, enserio tengo que irme. Ustedes pueden encargarse desde aquí.
Detrás de ellos, Luther frunce el ceño.
—Sería mejor que nos quedáramos juntos —dice.
Fler se voltea a mirarlo.
—Por eso tengo que encontrar a Klaus.
Luther resopla, pero parece lo suficientemente atinado para no discutir en éste momento, tal vez porque está más preocupado de que su abrigo saliera ileso del vómito de Cinco.
Diego hace una mueca. Algo en él también quiere correr y buscar a su hermano, pero recuerda toda las veces que ha llevado a Klaus, las veces que lo ha buscado, solo para encontrarlo drogado en un callejón...
—Solo... Ven con nosotros hasta mi sitio, revisas que Cinco no tenga un coma etílico y luego puedes irte —propone Diego, tal vez tratando de hacer las pases con ella a su manera.
Fler asiente a regañadientes, más bien porque prefiere no discutir. Así es mejor ¿no?
Ella es la número Cero, otros dan órdenes y ella las sigue, ¿no?
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—¿Quién? —Diego interroga a Al, quién lo estaba esperando con un recado (y un par de reclamos) justo cuando cruzaron la puerta.
Probablemente está acostumbrada a las rarezas de Diego, porque no se sorprendió en los absoluto ver al enorme de Luther cargando a un niño borracho con un maniquí.
—Una detective, dijo que se llamaba Blutch o algo parecido.
