❝Yo fui la número Cero❞
Fler Hargreeves es una de los ocho niños que nació el 1 de octubre de 1989 que tuvo la suerte (o desgracia) de ser adoptada por el excéntrico multimillonario Reginald Hargreeves.
Fler es la número Cero, The Healer, pero hace...
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Fler tomó prestado uno de los autos que papá guardaba desde años como en una especie de exhibición privada para seguir la pista al rastreador que lleva Luther.
Klaus robó uno de esos autos una vez cuando eran adolescentes, recuerda. Fue divertido hasta que lo chocó contra un poste y volvió cojeando, solo para terminar vomitando en los zapatos de papá. Luego, Fler había tenido que arreglarle el tobillo roto.
En fin, Pogo le da las llaves del auto y el rastreador manual de Luther (dios, papá realmente tenía un problema) y ella conduce por las calles iluminadas por las farolas en la oscuridad.
La señal del rastreador la lleva a los barrios más sórdidos de la ciudad, con los clubs nocturnos funcionando en un montón de actividades ilegales juntos. Sacó a Klaus de algunos de éstos varias veces. La primera vez, no se habían visto en años y él murió clínicamente cuarenta segundos. Fue un reencuentro realmente horrible, pero bueno a largo plazo porque significó que pudo salvarle la vida y volver a estar ahí para él...
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Hace4 años
Cuando Fler y Toby empezaron a hacer sus turnos en la ambulancia, ella era quien conducía la mayoría de las veces. Era más fácil dejar que Toby asegurara al herido, sobretodo porque Fler no se sentía todavía cien por ciento segura moviéndose alrededor de las personas (no es como si fuera a decírselo a nadie).
Ese día, sin embargo, acababan de asistir y llevar al hospital a una mujer que sufría una reacción anafiláctica en una fiesta de gala, y Fler se había encargado de ayudarla principalmente, así que ahora estaba en la parte trasera de la ambulancia acomodando el material.
Su radio sonó con una advertencia y ubicación específica, como siempre que los direccionaban para asistir a alguien: Drogadicto con sobredosis en callejón junto al club nocturno de la calle Eriksen.
Fler preparó el suero, el desfibrilador y lo necesario para éste tipo de casos mientras Toby conducía rápidamente por la ciudad para llegar a la zona ordenada. Éstos casos eran comunes en las noches, lo más común además de heridas de bala o de arma blanca por asaltos en la oscuridad.
Sin embargo, siempre que había una llamada así, Fler pensaba en su hermano. Había sufrido sobredosis una vez, después de la muerte de Ben. Fler no había podido ayudarlo, no había podido tocarlo. Y ahora, años después, solo puede rezar para que no sea Klaus el que esté muriendo en un sucio y frío callejón.
Sus oraciones a cualquier poder cruel que reinara habían sido escuchadas... Hasta aquel día.
La ambulancia se detuvo en el callejón. Fler abrió la puerta y se bajó de un salto con movimientos rápidos y calculados. Y luego se detuvo con un jadeo ahogado por un fragmento de segundo que se sintió como una eternidad.
