❝Yo fui la número Cero❞
Fler Hargreeves es una de los ocho niños que nació el 1 de octubre de 1989 que tuvo la suerte (o desgracia) de ser adoptada por el excéntrico multimillonario Reginald Hargreeves.
Fler es la número Cero, The Healer, pero hace...
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A Fler dejó de gustarle el combate cuerpo a cuerpo cuando dar un golpe a alguien se había vuelto el equivalente a matarlo con solo un toque en su piel. Solo un movimiento en falso y todo habría terminado para la otra persona. Otra muerte sobre sus hombros.
Ahora, aún con las manos enguantadas, los nervios le revolvieron el estómago. Podían tocarla en cualquier otra parte y el resultado sería el mismo. Un muerto en el suelo.
Normalmente, se apartaría de una pelea como ésta, con demasiadas posibilidades de un accidente, pero se siente tan enojada que, cuando el primer golpe llega, ella lo esquiva y le responde al hombre con un rodillazo en las costillas.
Es como accionar un interruptor.
Klaus está sobre uno, literalmente, pegando y pateando. Mientras que Diego derriba, uno por uno, a varios.
Fler se encuentra espalda con espalda con Diego, pateando y esquivando. Rueda por encima de la espalda de él en un movimiento antiguamente ensayado y derriba al último de ellos de una patada en la cara.
No se siente mejor, descubre, ni aún con la excusa de que ellos atacaron primero. Sin embargo, tal vez sea justo ésto lo que ella es. La naturaleza letal y naturalmente violenta. Tal vez eso es lo que ella es.
Tal vez es hora de aceptarlo.
....
—Eso no estuvo bien —Fler suspira, sus palabras resignadas porque la verdad fue que poner a esos sujetos en su lugar se sintió liberador.
Soy peligrosa.
Klaus suelta una carcajada ebria.
—Hermanita, los tenías por completo ahí. ¡Hace años que no te veía siquiera pegarle a una mosca! —ríe.
—No es gracioso —resopla ella con un mohín, y se muerde la lengua para no manifestar que en realidad esos tipos se lo merecían un poco.
—Eres un bocón, Klaus —Diego se queja, pero está sonriendo.
Diego ama una buena pelea. A Fler solían gustarle también. Si ella no era buena peleando, no podía alcanzar a sus objetivos para tocarlos y “neutralizarlos”, así que se volvió buena. Ahora le da náuseas pensar en la razón de sus buenas habilidades de pelea.
—Oh, Diego, que impactante revelación —Klaus chasquea la lengua, rodando los ojos, y aunque suena divertido, hay algo amargo en su tono.
Dave... Piensa Fler. Klaus perdió a alguien muy importante, y se llamaba Dave.
