❝Yo fui la número Cero❞
Fler Hargreeves es una de los ocho niños que nació el 1 de octubre de 1989 que tuvo la suerte (o desgracia) de ser adoptada por el excéntrico multimillonario Reginald Hargreeves.
Fler es la número Cero, The Healer, pero hace...
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Es Ben, luciendo igual que como en ese momento fugaz en que Fler pudo verlo en el rave, de la edad de todos ellos.
Iluminado de azul, Ben abre su chaqueta y deja salir a los Otros, su monstruo de la otra dimensión. Los tentáculos atrapan a sus objetivos con rapidez y precisión, partiéndolos en pedazos tan fácil como uno rompe una hoja de papel. Uno por uno avanza hasta que los disparos dejan de escucharse.
Fler sonríe suavemente al ponerse de pie, con los ojos llenos de lágrimas. Ella ya sabía que él estaba aquí, siempre junto a Klaus, pero poder verlo ahora, de pie frente a ellos, todavía la estremece por completo.
A su lado, las reacciones de sus hermanos son de absoluta sorpresa. Luther murmura un bajo y atónito “No es posible”.
Cuando los Otros han acabado con todos, vuelven al interior de Ben. Fler levanta una mano y le dedica un saludo pequeño y suave. Ben sonríe suavemente en respuesta un segundo, y luego se desvanece tan rápido como ha aparecido, dejando solo a un Klaus bastante agotado pero orgulloso de si mismo.
Ben y Klaus acaban de salvarles la vida.
Definitivamente hay mucho de sus poderes que aún no conocen.
—¿Solo hago guardia? —Klaus pregunta con una media sonrisa.
Luther parpadea atónito. Cinco asiente con aprobación. Allison sonríe.
Fler resopla una sonrisa también, sintiendo una ola repentina de cariño por su hermano.
Si no estuviera todavía terriblemente herida con Luther por lo que se atrevió a pedirle, le señalaría que le debe a Klaus una disculpa por no creerle en la bolera.
—Asombroso, Klaus —Fler le dice amablemente, ya que nadie más encuentra la voz para hablar—. Y Ben —añade.
Ben sonríe desde donde ella no puede verlo.
Klaus hace un gesto con la mano de restarle importancia.—No fue nada —dice.
Fler desearía poder abrazarlo ahora. Ojalá la gente le dijera más a menudo a Klaus lo increíble que puede ser.
La melodía del violín de Vanya es un duro y directo recordatorio de que ésto no se ha acabado, pero Fler prefiere creer que todavía tienen una oportunidad después de todo.
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—Ah, bienvenido —Luther saluda a Diego, increpándolo tanto con su voz como con la mirada—. ¿Dónde estabas?
