❝Yo fui la número Cero❞
Fler Hargreeves es una de los ocho niños que nació el 1 de octubre de 1989 que tuvo la suerte (o desgracia) de ser adoptada por el excéntrico multimillonario Reginald Hargreeves.
Fler es la número Cero, The Healer, pero hace...
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Dallas, Texas, noviembre de 1960
Está varada en el tiempo. Otra vez.
Primero en Vietnam. Ahora en Dallas, principios de los 60's.
Fler da una respiración profunda y controlada, intentando calmarse. Está bien, el viaje en el tiempo de Cinco no salió tan bien como esperaban. En el mejor de los casos, ellos caerán pronto, o ya cayeron y Fler es la última y van a encontrarse pronto. En el peor, están todos dispersos en diferentes puntos del tiempo (no, no quiere pensar en la posibilidad de que ella sea la única, aún no).
Respiración profunda y controlada.
¿Dónde estás todos?
¿Debería esperar o salir a buscarlos? La última vez, estuvo varada diez meses por haber perdido a Klaus al llegar, realmente espera que no sea tanto tiempo ésta vez.
—¿Estás bien? —el hombre a su lado, Mason, le pregunta con curiosidad. Él todavía tiene al pequeño cachorro entre sus brazos mientras éste trata adorablemente de comerse el cuello de su camisa.
Fler traga saliva.
No.
—Si. —se aclara la garganta al escucharse a sí misma un poco sin aliento—. Uh, gracias —le devuelve el periódico—, tengo que-
Y entonces un auto se vuelca justo en frente de ellos.
Fler se cubre la cabeza y se agacha instintivamente ante el ruido fuerte y violento como de una bomba que estalla.
No es Vietnam. No es Vietnam. No es Vietnam. Se obliga a recordar mientras se endereza temblorosamente y retira las manos de sus oídos.
—Oh, mierda —dice Mason a su lado con una expresión atónita, mientras el cachorro trata de esconderse metiéndose debajo de su cabeza.
Fler entiende a lo que se refiere. Hay un auto volcado frente a ellos. El humo ya ha comenzado a salir tanto por la parte de adelante como por la de atrás. Por un segundo, nadie se mueve. Y luego un hombre sale dolorosamente por la ventanilla, o lo intenta, porque colapsa a la mitad.
Entonces la gente entra en pánico. Y Fler entra en modo paramédico, moviéndose hacia adelante. Mason corre detrás de ella, pero se queda atrás con el perro en brazos, un poco en pánico, como si nunca hubiera visto algo como ésto.
Fler, en cambio, toma al hombre debajo de las axilas y tira de el para terminar de sacarlo del vehículo antes de que se prenda en llamas. El hombre gime de dolor, pero no protesta. Ella lo acomoda boca arriba y entonces nota el gran charco de sangre que se está formando bajo su pierna izquierda, a una velocidad alarmante. Sus ojos se encienden violeta, buscando el origen. Una arteria. Tiene minutos para detenerlo, o se desangrará. Sus ojos vuelve a ser verdes sin que nadie lo note y ella se gira hacia Mason, el hombre que acaba de conocer. Él tiene una expresión bastante alarmada.
