❝Yo fui la número Cero❞
Fler Hargreeves es una de los ocho niños que nació el 1 de octubre de 1989 que tuvo la suerte (o desgracia) de ser adoptada por el excéntrico multimillonario Reginald Hargreeves.
Fler es la número Cero, The Healer, pero hace...
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—¡Bájenlo a la camilla aquí! ¡Ahora! —la enfermera de cabello blanco oscurecido por la polvareda ordena a los dos soldados que cargan el cuerpo herido de su compañero.
Ella lleva el gorro de campaña requerido, su cabello atado en un moño enrrollado, y pequeños mechones rizados le caen sobre la frente sudorosa. Su piel siempre pálida está manchada de tierra y hay manchas de sangre en su vestido, como todas las demás enfermeras en el hospital de campaña.
Pero, aunque su aspecto sea igual al de las otras, ella es diferente. Sabe cosas que le han salvado la vida a varios hombres que debieron haber muerto, nunca se quita esos largos guantes y, a veces, bajo el reflejo del sol abrazador, parece que sus ojos están brillando.
Como ahora. Cuando nadie la mira, sus ojos se encienden por un segundo de un vibrante tono lila y escanea al herido que acaban de depositar en la camilla. Bala alojada en el diafragma, identifica, viendo a través de él. Sus ojos vuelven a la normalidad antes de que alguien lo note y se pone a trabajar.
No puede evitar pensar, mientras quita con pinzas la bala alojada en el diafragma del hombre, en que hace un segundo, cuando los soldados lo trajeron a la camilla, tuvo miedo de que pudiera ser sur hermano. Siempre teme que el herido que traen sea su hermano, y que no pueda hacer nada para salvarlo. Pero teme más que él ya haya muerto, en algún lugar del infierno que es éste campo de batalla.
Fler Hargreeves lleva meses en éste lugar. El vestido grueso se le pega al cuerpo por el sudor y el sonido de las bombas se ha hecho tan habitual para ella como lo es respirar. Y aún no ha podido encontrar a Klaus.
También sabe muchas cosas más que al principio. Sabe que está en el valle de A Shau, en Vietnam. En una zona de guerra. La guerra de Vietnam. Es imposible, pero al mismo tiempo es tan real como los gritos de dolor del paciente de dos camillas más allá quien con seguridad morirá de un infarto por el dolor. Viajaron en el tiempo. Así que están perdidos en el tiempo. Fler ya no es paramédico de ciudad, es enfermera de guerra.
Lo ha pensado mucho, y el maletín definitivamente debe ser lo que los transportó hasta aquí. Solo espera que Klaus lo haya guardado, o quizás nunca podrían volver...
De alguna forma, estar aquí la ha hecho sentir bien, útil. Ha salvado más vidas de las que quitó en el pasado. Por primera vez, está haciendo algo importante, pagando su deuda.
Sin embargo, el aire de éste lugar, de éste infierno en vida, huele permanentemente a muerte. No sabe de cuántos hombres es la sangre en su vestido. Ha tenido que enterrar los cuerpos de sus propias compañeras de campaña. Fler era una sanadora, pero ahora, cuando más podría ser útil eso, sigue sin recuperarlo.
Quita la bala del diafragma del soldado con un movimiento limpio. Cauteriza y venda la herida. Aunque no puede estar segura, él probablemente vivirá.
Fler sigue moviéndose. Los heridos nunca terminan de llegar. Los cuerpos en bolsas nunca dejan de salir.
