❝Yo fui la número Cero❞
Fler Hargreeves es una de los ocho niños que nació el 1 de octubre de 1989 que tuvo la suerte (o desgracia) de ser adoptada por el excéntrico multimillonario Reginald Hargreeves.
Fler es la número Cero, The Healer, pero hace...
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Hace 16 años
Ante el sonido de la alerta de misión, Fler arrojó a un lado el libro que estaba leyendo que Ben le había prestado, mujercitas, y se levantó de un salto para ponerse el traje, sus pies descalzos chocando contra el piso.
Se vistió y ató su cabello blanco en una coleta baja. Tomó su máscara del colgador donde siempre la ponía ordenadamente. Y entonces, un problema.
¿Y sus zapatos?
No podía encontrar sus zapatos. No los del uniforme habitual, sino los de misión. Papá había dispuestos zapatos especiales para las misiones, y Fler no había podido elegir un mejor momento para perderlos.
Dios, no, papá se pondría furioso.
—Fler, querida, ¿aún no estás lista?
Mamá se asomó por la puerta sonriendo con sus labios siempre muy rojos y su postura erguida.
—No encuentro mis zapatos —confesó Fler, avergonzada. No le gustaba fallar, la hacía sentir... mal.
Mamá amplió su sonrisa y sacó las manos de detrás de la espalda, extendiéndole, sorpresa sorpresa, sus zapatos. Fler esbozó una sonrisa pequeña, suspirando aliviada, y se apresuró a recibirlos para poder ponérselos.
—Tuve que limpiarlos después de su última misión —informó ella. No mencionó que tuvo que limpiar sangre, y Fler agradeció internamente por eso.
—Gracias, mamá —dijo, calzandose las botas y salió, encontrándose con Klaus y Ben que ya corrían a presentarse al lugar correspondiente.
Fler se apresuró a seguirlos, dándole una última mirada a mamá por encima del hombre. Ella le sonrió en respuesta.
....
Ahora
Para Fler, Grace siempre ha sido mamá. De una forma diferente a Diego, por supuesto, pero aún así.
La verdad, cuando era pequeña, de unos trece años, solía tener algunas dudas. Mamá era un robot después de todo, así que todos excepto Diego y Ben dudaban un poco, aunque para el final del día, nadie pudo evitar amarla.
Sin embargo, también recuerda a mamá abrazándola cuando Fler estuvo un tiempo en esa jaula de contención en el sótano, sola y asustada porque era un peligro. Mataba todo lo que tocaba. Pero podía fundirse en los brazos de Grace sin temer. Tal vez fue eso lo que evitó que se volviera completamente loca.
