4. "Cambiamos"

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....

Cinco no ha cambiado, sigue siendo el mismo chiquillo petulante, arrogante e ingenioso, y al mismo tiempo, hay algo en su mirada que dice a Fler que algo en él ha cambiado profundamente.

Ella no le dice nada. No sabría que decir. Intercambian una mirada, un asentimiento de cabeza y eso es todo. Nunca fueron muy cercanos de niños, Cinco solía molestarla diciendo que era muy complaciente, sin personalidad, obediente, y un poco de razón si que tenía.

Y no es que Fler no tenga preguntas, por supuesto que sí. Pero ella espera que otros pregunten para escuchar las respuestas. Nunca ha sido de las que toman la iniciativa en nada que no sea su trabajo.

—Bonita falda— señala Cinco a Klaus.

—Oh, danke— sonríe Klaus, jugando con las tiras de la falda.

Pareciera que Cinco los analizara, como un juego de “encuentra las diferencias”.

—Los guantes son nuevos— señala luego a Fler y ella se encoge en sí misma, aferrando sus manos la una a la otra.

Cuando Cinco se fue, ella todavía no perdía el control. Fler solía ser buena, sanaba personas, no mataba si no era necesario. Entonces sucedió... Ella... Ella hizo...

De pronto nota que todos la miran con preocupación, algunos más disimulados que otros. Se muerde el interior de la mejilla y se obliga a responder.

—Son por protección.

—¿Qué? ¿Ahora tienes fobia a los gérmenes o algo así?— es raro como Cinco parece querer hablar de cosas inútiles en vez de su huida al futuro.

—No mi protección, la tuya, la de todos— explica hoscamente.

Cinco parece entenderlo, pero también parece querer preguntar más y Fler no está segura de poder decirlo en voz alta: Soy una asesina, no tengo control.

Gracias a todos los dioses, Luther hace a Cinco una pregunta que desvía la atención de ella.

—¿No planeas explicarnos donde has estado éstos diescisiete años?

....

Diego mira a Fler de reojo. Su ropa de paramédico. Sus guantes blancos de tiro alto que le cubren hasta por sobre el codo. Su pelo blanco ahora suelto en risos que le caen hasta la parte baja de la espalda.

Su aspecto nervioso y asustadizo le recuerda cuando tenía diescisiete años y pasó un tiempo en una habitación de contención en el sótano porque sus poderes habían perdido el control. Temerosa no de sí misma, sino de lo que era capaz.

Todos en esa casa tienen las manos manchandas de sangre, incluso Klaus de alguna forma, aunque siempre se negó rotundamente a matar a alguien, carga cadáveres a sus espaldas. Sin embargo, Fler no pudo superarlo, ella no mató a culpables.

Letal | The Umbrella Academy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora