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Cuando la luz se desvanece, Fler se encuentra sentada en un autobús en una escena sorprendentemente surrealista. El rugido del motor, un pasajero común leyendo un periódico justo en los asientos del frente.
El golpe del cambio abrupto de ambiente la deja sin aliento por un momento. Todo ha desaparecido. Las camillas, el ruido de las balas, los soldados y enfermeras corriendo, los gritos de agonía de los heridos... Como si hubiera sido solo una pesadilla.
Ojalá hubiera solo sido una pesadilla.
Klaus está a su lado, aferrando el maletín con fuerza contra su pecho mientras tiembla. Frente a ellos, un hombre con su periódico los mira solo un momento antes de encogerse de hombros y seguir con lo suyo.
Están de vuelta y Fler sabe que debería sentirse aliviada. Sin embargo, lo único que siente es culpa y dolor.
Asesina Asesina Asesina.
No es capaz de moverse o hablar, mientras apoya sus manos desnudas contra el viejo vestido sucio de enfermera militar. En el fondo, si lo racionaliza, sabe que está en shock. Conoce los síntomas. La sensación de abstracción, las náuseas, la perdida del habla y del movimiento.
Klaus parece igual o incluso peor, sollozando con las mano cubiertas de sangre que no le pertenece. Él no le devuelve la perdía, sus ojos vidriosos perdidos en el infinito, envueltos en una bruma de dolor. Fler ni siquiera puede abrazarlo.
Están de vuelta, pero también están seguros de que una parte de ellod se quedó en Vietnam.
Y entonces, antes de que pueda recuperar el habla para decidir que hacer, porque aunque parezca imposible en algún momento deberán encontrar la fuerza para ponerse de pie y bajar de éste autobús, Klaus se pone de pie y avanza hacia las puertas en piloto automático.
Es suficiente para que Fler reaccione y, tambaleante, se ponga de pie. Le arden las manos, que piden a gritos muerte y destrucción, le arde el corazón con los nombres tatuados de todas las personas que murieron por su mano.
El autobús se detiene y Fler siente vértigo. Una parte de ella ni siquiera sabe dónde está, solo quiere dejarse caer y no tener que levantarse nunca más. En cambio, sigue a Klaus, bajando del autobús detrás de él.
—Klaus —lo llama. Tiene la voz rasposa y adolorida—. Klaus espera...
Pero Klaus no se detiene, sigue avanzando por la acera mientras las lágrimas caen lentamente por sus mejillas cubiertas de tierra, aún aferrado al maletín.
Klaus fue un soldado. Fler vió a los soldados, como iban cayendo en un espiral de oscuridad y dolor, incluso los que se habían enlistado voluntariamente perdían todo sentido de la guerra o de la vida. Recuerda haber leído sobre Vietnam cuando eran niños, en clase de historia con Pogo, leer los testimonios desgarradores, los horrores, asesinatos masivos, los soldados que volvían de la guerra destrozados y locos.
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Letal | The Umbrella Academy.
Fanfiction❝Yo fui la número Cero❞ Fler Hargreeves es una de los ocho niños que nació el 1 de octubre de 1989 que tuvo la suerte (o desgracia) de ser adoptada por el excéntrico multimillonario Reginald Hargreeves. Fler es la número Cero, The Healer, pero hace...