Capítulo 42

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Emma

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Emma

Luego de tanto esfuerzo, la mentira finalmente salió a la luz. Quizás la manera en la que me enteré es de las peores, incluso en el momento más inadecuado. Después de todo lo que pasó esa noche, también se le agregaría esto, el adiós a Eric Gerondi.

Una parte de mí sabía que algún día ocurriría, aunque esperaba que nunca llegara. Gilly había dejado muy en claro que esa fiesta de disfraces sería la despedida de nuestro personaje ficticio. Sin embargo, no estaba preparada para aquel enfrentamiento con mi padre. Agradezco que mi amigo haya interferido antes de comenzar una discusión, pero eso no me tranquiliza. Me agarró desprevenida, no pude explicar cómo fue en realidad; tampoco pude defender el honor de Gilly como se merece.

Al hablar con mi madre me quedó todo en claro. Por más que haya escuchado mi lado de la historia en la que explico que disfracé a Gilly de Eric para ayudarme, ella solo piensa una cosa... Que Gilly me usó para infiltrarse en la alta sociedad, sacar provecho de ello y hacerme responsable (y culpable) de su manipulación. Éso solo me hizo sentir peor, pero ya no quisieron escuchar más.

Intenté que el día siguiente no llegara, que en algún momento me dijeran que todo no era más que una broma pesada. Incluso después de irme del hospital, no pude dormir nada en absoluto.

Y el día llegó...

Junto con él, saber que debía prepararme tanto física como mentalmente para el velorio de mi mejor amiga y su madre.

Las recuerdo tan vigorosas. ¿Cómo pueden estar muertas? Sigo sin entenderlo. Pero parece que el tiempo continúa su rumbo sin importarle si estás preparado para seguir o no. Por eso, cuando menos lo esperé ya estábamos llegando a la mansión que era su hogar.

Todas las miradas se posaron en nosotros al entrar. Sentían curiosidad. Como somos los amigos más cercanos a los De Simone, querían ver cuán dolidos estábamos.

Yo, por mi parte, sentía que ya no tenía más lágrimas que derramar, ni tampoco nada que demostrarles. En cambio, mi madre fue la primera en comenzar con el espectáculo. Al dar los primeros pasos y ver a la gente, rompió en ruidoso llanto. A mí me pareció que había estado guardando sus lágrimas para este momento, pero no quise juzgarla tan rápido. Mi padre mantuvo la misma expresión adusta de siempre, aún mientras la consolaba.

Lo que más me sorprendió fue la cantidad de personas que acudieron. Pude reconocer a la mayoría, pero habían algunas a las que desconocía completamente. La gran parte había asistido, no porque conociera a Gianella o Francesca, sino por Giovanni. Sus rostros intentaban parecerse igual de desanimados al de los demás. Aún así, era fácil distinguir a los que las conocían de verdad de los que no.

Mis ojos ven a lo lejos un cabello castaño ondulado. A su lado se encuentra Pierre Gerondi y su familia. Intento acercarme, pero mis padres me llevan hacia el otro extremo, lo más lejos de ellos posible. Lo contemplo desde lejos, esperando a que nuestras miradas se crucen.

¡No Soy Una Damisela En Apuros!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora