Capítulo 13

96 8 10
                                    

¿Ropa? Lista

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¿Ropa? Lista.
¿Accesorios? Preparados.
¿Maquillaje? Guardado.
¿Valijas? No terminadas... Todavía.

Tengo un ligero problemita para que mis dos valijas cierren.

"Es sólo una semana, Emma ¿Y llevás todo esto? ¡Ni siquiera necesitás tantos vestidos!" Pienso observando las telas de diferentes colores y modelos.

"Bueno, pero una dama debe tener varias opciones. ¿Y si luego me arrepiento de no llevar estas prendas?" Responde otra parte de mi cabeza, y logro convencerme de que sólo tengo que buscar la manera de que ambas valijas cierren, sin dejar nada atrás.

Aplasto la montaña con ambas manos, intento comprimirla lo más que se pueda. Vuelvo a probar, ¡Funciona! Ya nada impide que me retrase. Saludo a mis padres y siento la emoción recorrer por mi cuerpo al salir de mi casa y saber que me esperan días únicos.

¿Querré luego volver a este mismo punto en el tiempo? Seguramente. Cuando regrese, voy a desear estar acá, en este mismo momento.

—¡Emms! —declara mi amiga al verme llegar.

—¡Gigi! —corro a abrazarla. Ninguna de las dos puede liberarse de la sonrisa tonta de felicidad que tenemos grabadas en nuestros rostros.

—¿Sabés algo de Eric? —me consulta mientras saludo a sus padres.

—Sólo sé que va a venir. Me lo confirmó.

—De acuerdo, vamos a tener que esperar unos minutos más por él —dice Francesca De Simone.

—No va a ser necesario —menciono observando una silueta aproximándose que reconozco con completa seguridad. Portando el nuevo traje, caminando con completa seguridad.

Giane, a mi lado, tambíen lo está mirando. Se acomoda el vestido, el pelo, y respira profundamente.

—Tengo el extraño sentimiento de que este viaje va a cambiar muchas cosas —susurra.

—Con más razón hay que subirnos al auto y pasarla lo mejor que podamos.

Me mira y sonríe aliviada. Luego volvemos nuestras miradas al impecable caballero que disfruta de nuestra atención. Al verme, levanta su mano derecha y me saluda. Yo hago lo mismo, pero noto que Gigi también y me pregunto si habré creído que me observaba a mi cuando en realidad era a mi amiga.

Alguien se aclara la garganta detrás mío, desterrándome de mis cavilaciones y haciéndome voltear a verlo.

—Emma —dice con una sonrisa nerviosa.

¡No Soy Una Damisela En Apuros!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora