Capítulo 46

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El arcoíris se encuentra desaparecido, el cielo está demasiado nublado, el pasto demasiado húmedo y la vida cada vez más rara

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El arcoíris se encuentra desaparecido, el cielo está demasiado nublado, el pasto demasiado húmedo y la vida cada vez más rara. Me siento al lado de la ventana de mi dormitorio, pensando en aquello.

Volvemos a Alemania...

Parece que mis padres ni siquiera se dieron cuenta del tiempo que estuve con la familia de Gilly. Estaban muy ocupados tomando decisiones de magnitud descomunal sin pedir mi opinión.

Sin embargo, sé que no puedo hacer nada para convencerlos de quedarnos. Solo puedo imaginar cómo sería dejar todo atrás y comenzar de nuevo en un lugar desconocido.

Desearía poder hablar con Gigi, ella me reconfortaría y me obligaría a enviarle una carta al día hablándole de mi primer experiencia por Europa. Sabría darme la confianza que ahora no tengo debido al miedo. Cierro los ojos, intentando recordarla. Pero solo logro transportarme nuevamente a la mansión en llamas, donde aún puedo oír su voz diciéndome:

"Te pido que lo hagas, que te vayas y vivas una vida con el mismo optimismo que siempre te caracterizó. Y por favor, no seas como yo, nunca permitas que el miedo apague tu esencia."

A ella no le gustaría verme así. Querría que fuera a colmar Alemania de optimismo.

Es fácil decirlo, y difícil hacerlo si sabés que las personas que me hacen felices no van a estar allá conmigo.

Ya fue duro ver a los De Simone partir hacia Italia. Ahora, no solo me iría yo, sino que me separaría de a quien menos podría imaginar lejos mío.

¿Cómo voy a hacer para despedirme de Gilly?

Me pregunto cómo será vivir sin él. Saber que está en el otro lado del mundo, sacando sonrisas y metiéndose en líos sin mí.

¿Por qué me pediste eso, Gigi?, ¿Cómo puedo irme y vivir con el mismo optimismo si no los puedo llevar a Gilly y a vos conmigo para reírnos todo el camino?

Veo la hora y comienzo a arreglarme para asistir al almuerzo. Todavía no sé bien lo que le voy a decir a Lucca, pero sé que, si me voy a ir a Alemania, va a ser el final definitivo de nuestra larga historia de amistad y romance. Seguramente nos encontraremos muchos años después, nos presentaremos a nuestras respectivas familias y contaremos entre risas cómo llegamos hasta donde estamos, y cómo nos pudo haber ido con otras circunstancias.

Luego de acomodar bien mi vestido blanco a lunares y el peinado semi recogido, escucho que golpean la puerta de entrada. Bajo rápidamente las escaleras para encontrarme con Lucca y nos vamos juntos hacia el restaurante que eligió su padre.

Está de más decir que el lugar es increíblemente lujoso, como es de esperarse viniendo de esa familia. El Sr. y la Sra. Dellamore no tardan en llegar, obviamente, acompañados de su hija, Marena.

Todos se empiezan a poner al día con diferentes noticias y anécdotas mientras tomamos nuestros asientos. No obstante, yo me limito a escuchar y reír con algunas de ellas. No sé bien qué podría aportar al grupo. Lucca, sentado a mi lado, lo percibe y no duda en incluirme.

¡No Soy Una Damisela En Apuros!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora