Libertad.
Eso siento al estar en este extraño lugar.
La música me atrae. Es tan alegre y movida que me resulta imposible no querer bailar a su ritmo. Además, ahí está él, en frente mío, tomándome de la mano con mirada suplicante para que lo acompañe.
No puedo evitar alegrarme al pensar que nadie acá espera que me comporte de tal manera, o que diga determinadas palabras con el tono adecuado.
—¿Acaso lo que acabo de ver fue un leve progreso? —pregunta esperanzado al notar mi sonrisa.
—Sabés bien que por esto me vas a deber algo, ¿No?
—Estoy dispuesto a hacer lo que sea —sonrie de lado saboreando su victoria.
Me lleva emocionado hasta el centro, donde están los demás. Me tenso, hay mucha gente saltando y girando y no hay forma de que me ponga a hacer lo mismo.
—No hay problema —dice Gilly al notar mi incomodidad—, te vas a ir soltando.
Se coloca frente a mí y me brinda una de sus cálidas sonrisas tan típicas de él. Me agarra ambas manos y comenzamos a bailar dando pequeños saltos mientras giramos y damos vueltas. Me resulta imposible no reír ante este extraño baile. Por momentos me siento ridícula, pero si no fuera así, la gente no se divertiría tanto haciéndolo.
La música cambia, todos se detienen y aplauden al ritmo. Nosotros hacemos lo mismo y luego seguimos bailando/saltando. Ahora podemos coordinar mejor, hasta creo haber logrado tener mayor confianza. Sin embargo, nuestras risas no frenan ni para recuperar el aire. A veces soy yo la que hace girar a Gilly y otras veces él a mí, pero, siempre que nos acercamos, él me hace cosquillas y lo codeo para apartarlo.
Me hace sentir como si estuviéramos solos. Apartados en nuestra propia realidad.
Luego, todos empiezan a mezclarse y a formar una ronda. Me dice con la mirada que nos unamos. No obstante, entre toda la gente lo pierdo de vista, y una mujer que está cerca me ofrece su mano para continuar el círculo. No dudo en tomarla, más mujeres se unen a mi lado. Queda hecha una ronda gigante en la cual la mitad está conformada por hombres y la otra por mujeres.
Gilly está del otro lado. Cruzamos miradas, guiña un ojo.
Todos se empiezan a mover hacia la derecha y, cuando la música cambia, hacia la izquierda. La melodía se hace más movida que antes, y ahora comienzan a saltar hacia el centro. Somos tantos que llega un punto que quedamos todos juntitos en el medio, y volvemos para atrás. Siento que ya entiendo las instrucciones. La canción vuelve a como empezó, y sé que debo ir a la derecha, luego izquierda y al centro. Al finalizar, la ronda se rompe dejando de un lado una línea de hombres, y del otro una de mujeres.
En frente mío está mi amigo. Gesticulo un "ayuda" con la boca. Él inclina la cabeza y responde un "no".
Cada pareja enfrentada se acerca y se ponen a bailar juntos. Por lo que, vuelvo a sentirme segura en las manos de Gilly... Hasta que la guerra de cosquillas se retoma.
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¡No Soy Una Damisela En Apuros!
Historical Fiction¿Estás preparado para convertirte en el nuevo escándalo de 1929? Emma posee una habilidad especial, meterse en problemas. Conoce a alguien nuevo, con quien comparte el mismo amor por las travesuras. Sin embargo, es un simple empleado, así que lo dis...