Te fallé. Habías tenido razón desde el momento en que me dijiste que no me alejara demasiado. Pero no te escuché. Y ahora podía oírte, aunque no tenía fuerzas para hacer lo que me pedías. Yo quería quedarme con vos, deseaba concederte eso por última vez. Sin embargo, no llegué siquiera a pedirte perdón.
"Quedate despierta, quedate conmigo."
Esas fueron las últimas palabras que escuché. Y me alegré de que fueran de Gilly, por más que no hubiera podido verlo por última vez. Lo demás fue absoluta oscuridad, hasta que la luz decidió regresar.
Abro lentamente los ojos, una luz proveniente del techo me obliga a tapármelos hasta ir acostumbrándome a la luminosidad. Una vez que logro abrirlos, examino a mi alrededor. No estoy en casa. Las paredes blancas que me rodean y las camas con otros pacientes a mi lado me indican perfectamente en dónde me encuentro.
Una mujer vestida de blanco se aproxima a mí con una sonrisa.
—Me alegra que haya despertado, señorita Schenneberger. ¿Cómo se siente?
Me levanto ligeramente para mirar las sábanas que me cubren el cuerpo hasta el pecho. Debajo de la misma tengo la misma ropa con la que ayudé a Gilly a trabajar, aunque en mi piel veo distintas vendas. Sobre todo, tengo vendados distintos lugares de mis brazos y piernas.
Estos pequeños movimientos bastan para volver a marearme, por lo que vuelvo a acostarme como antes.
—Estoy cansada —respondo. Podría dormir unas cuantas horas más. No obstante, los recuerdos de la noche anterior retornan de golpe a mi mente. La mansión, el fuego, las quemaduras, el humo y mis amigos—. ¡¿Qué ocurrió con los De Simone?!, ¿Están todos bien?; ¿Los bomberos llegaron a tiempo?
La sonrisa de la enfermera se hace más grande.
—No se preocupe por ellos ahora. Su familia se va a poner muy alegre cuando les cuente que está despierta. Lo mejor para usted en este momento va a ser que siga descansando mientras voy a darles la feliz noticia.
¿Que no me preocupe por ellos y siga descansando? Definitivamente no me conoce.
Revisa mis heridas y sale de la habitación a notificarles a mis padres. La puerta queda semiabierta, veo que el pasillo que da a la misma está vacío. Me siento en la cama. Con algo de dolor por mis quemaduras me pongo de pie.
Camino con dificultad hasta la puerta, los demás pacientes duermen, así que salgo sin que nadie me vea. Este es el único hospital de la ciudad, por lo tanto, los De Simone tienen que estar en algunas de las salas de este lugar. Y los voy a encontrar. Tengo que asegurarme de que estén bien.
Atravieso el pasillo silenciosamente. Miro dentro de algunas de las puertas a mis lados, pero solo me encuentro con pacientes desconocidos. Me escondo dentro de una habitación al escuchar pasar a un par de enfermeras por el mismo pasillo. Pero parecen dirigirse a otra sala, así que, cuando dejo de oírlas, retomo mi camino.
ESTÁS LEYENDO
¡No Soy Una Damisela En Apuros!
Historical Fiction¿Estás preparado para convertirte en el nuevo escándalo de 1929? Emma posee una habilidad especial, meterse en problemas. Conoce a alguien nuevo, con quien comparte el mismo amor por las travesuras. Sin embargo, es un simple empleado, así que lo dis...