—Me alegra que hayas venido —me dice Lucca caminando a mi lado con ambos brazos detrás de su espalda. Acabamos de ingresar a la sala de la colección de Giovanni, un lugar inmenso lleno de esculturas y pinturas de todo tipo.Justo adelante de nosotros están él y mi amiga enseñándole cada objeto que ven a Gilly y contándole su historia.
—A mi también me alegra que hayas vuelto a Argentina —nos detenemos en una pintura de un campo francés—. Pasó tanto tiempo.
Ambos mantenemos nuestras miradas en aquel cuadro que parece haber captado nuestra atención como nada más en el lugar. Verlo me trae muchos recuerdos.
—Tenía trece años la última vez que te ví.
—Yo nueve.
—¿Recordás la historia de esta pintura? —pregunta mirándome.
—Si no me equivoco, es una obra original de Julien Dupré, representando en su obra a Francia en los años 1900 —me acerco y susurro a su oído—. Sólo que no es original.
Él ríe recordando lo que sucedió. Cuando éramos pequeños, jugábamos a menudo con Gianella en esta habitación, aunque no nos dejaran. Y una vez, bajamos ese mismo cuadro para imitarlo y competir por quien dibujaba mejor, pero resultó que terminamos manchando la ilustración original con comida. Como sabíamos que si nos descubrían estaríamos en serios problemas, acompañamos a Lucca a comprar una imitación del mismo y lo colocamos encima.
—Al menos sigue estando detrás de la copia —me susurra y reímos. Tenemos tantos recuerdos como este. Giro a mirarlo, y él hace lo mismo. Ver su sonrisa, sus ojos, verlo frente a mí causa un sentimiento indescriptible en mi interior. Me siento tan feliz de estar acá con él.
—Emma —dice acercándose pero yo todavía estoy perdida en el azul de sus ojos, se aclara la garganta y añade—, no se si ya sabés, pero tus padres me invitaron a cenar mañana en tu casa —sus palabras me hacen regresar a tiempo y espacio.
—¡Qué bueno! —menciono contenta—. Obviamente, no me dijeron nada.
—¿Cómo están ellos? —pregunta curioso—. Escuché cosas que no creí que fueran ciertas.
Si fuera alguien más, cambiaría de tema evitando responder la verdad de nuestra caótica situación en casa. Pero, al tratarse de él, y con la confianza que tenemos, sé que puedo contarle con libertad. Así que lleno mis pulmones y, por primera vez, dejo de negar lo cierto.
—Andan mal. Ya no sé dónde están mis padres de cuándo era chica, los que recordás. Ni sé como llegar a ellos ahora.
Lucca asiente afligido.
—En verdad lamento que sea así. Los recuerdo tan unidos y alegres.
Sonrío tristemente porque sé la clase de recuerdos que tiene él de ellos. Antes de que se fuera, aún éramos una familia feliz.
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¡No Soy Una Damisela En Apuros!
Historical Fiction¿Estás preparado para convertirte en el nuevo escándalo de 1929? Emma posee una habilidad especial, meterse en problemas. Conoce a alguien nuevo, con quien comparte el mismo amor por las travesuras. Sin embargo, es un simple empleado, así que lo dis...