34. No sentí nada.

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Karla McCall

Todo estuvo relativamente tranquilo y luego se armó tremendo lío. Se me había esfumado lo triste y se había despertado mi tan amado modo chismosa.

Pensando interiormente llegué a la conclusión de que los hombres eran muy raritos. Alex se hubiera evitado problemas si tan solo hubiera hablado con la verdad en el momento correcto, él demostró saber muchas cosas, y Lyssa... Lyssa había creído por mucho tiempo una verdad supuesta, creyó en lo que vio sin saber que lo que veía no era lo que parecía.

Después de tantos gritos y palabras comprendí que la triste situación era más menos la siguiente: Alexander y Ly estaban en una relación estable, pero un tercero influyó en ella y la arruinó por completo. Lyssa estaba convencida de que Alexander la había engañado con la rubia, Lucy, y aparentemente sí lo hizo, mantuvo una relación con ella. Lo que mi amiga no sabía era que Alexander mantenía esa relación, no porque la quisiera, sino porque Al estaba siendo manipulado por su padre.

Para ese tiempo la empresa de su padre se estaba yendo a pique, así que sus padres y los de Lucy decidieron unir sus empresas para intentar salvar la empresa de la Familia Undersom. Necesitaban una imagen que encantara y usaron a sus hijos para ello. El padre de Alexander lo obligó a estar con Lucy en una relación por contrato para salvar su empresa, era eso o permitir que su padre con su influencia le arruinara la vida a Lyssa por ser su novia, el motivo de su negación y de su poca disposición ante el contrato.

Así que... Alexander aceptó. Nunca engañó a Lyssa, él en realidad la estaba salvando de su padre.

Alexander ocultó toda esa información por más de dos años, pudo decirle la verdad y salvar su relación cuando el contrato terminó, pero no lo hizo debido a una confusión. Él creyó que Lyssa se había liado con otro chico el día de su graduación.

Alexander recién se enteraba por boca de Lyssa que no fue así.

En conclusión, su relación terminó por no tener una buena comunicación, les faltó confiar el uno en el otro, pero... No era tarde, nunca era demasiado tarde para empezar de nuevo.

Tal vez si lo intentaban otra vez, podría funcionar, pero eso tenían que resolverlo entre los dos.

Alexander se había ubicado frente a la puerta para impedirle la salida a Lyssa. Ella estaba llorando demasiado y eso hacía que mi corazón se encogiera. No quería estar en su lugar ni por un segundo, su confusión debía ser grande. Ly debía sentirse furiosa porque Alexander le había ocultado esa realidad por tanto tiempo, pero a la vez agradecida porque todo lo hizo por ella.

– Lo siento... –murmuró Alexander en un hilito de voz sin quitar la mirada de Ly. Le estaba rogando con la mirada por otra oportunidad, le estaba implorando que no se fuera.

Abrí mi boca y Dafne sin quitar la mirada de la escena metió un puñado de papas en ella.

– Demasiado tarde... –Susurró Ly con la voz quebrada– ¡Dos años y casi cinco meses tarde! –Agregó con rencor y presionó con fuerza el pecho de Al–  Nunca me dijiste todo esto por orgullo. Aunque yo me hubiese liado con otro tipo, merecía saber la verdad.

– Al principio fue orgullo y luego fue miedo... –Explicó Al con la voz quebrada y me quedé inmóvil, ver llorar a Lyssa era común, pero... Ver llorar a Alex, era memorable– El mismo miedo que siento ahora, miedo a que te vayas, miedo a que no quieras hablarme o no me permitas acercarme. Tú eres todo para mí, Lyssa...

– Aww... –Chilló Dafne a mi lado mientras hacía pucheros.

Harry y Alana la miraron con extrañeza.

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