Nota: Este capítulo es apto solo para mayores de edad (+18). Contiene escenas de sexo y (violencia no porque Eloy es adorable ¿Okay?).
Si quieres leerlo, adelante.
Si no, no importa, puedes pasarlo, no te pierdes de mucho, solo se narra el Frutifantástico como lo llama mi fiel lectora Inés que no hace más que comentar, votar y llenarlos de Spooilers. 🙂F R U T I F A N T Á S T I C O
Manuel Young
Saqué la chaqueta y la dejé caer en suelo mientras el desastre andante se encargaba de soltar los botones de mi camisa con torpeza, hasta que finalmente consiguió sacar por completo esa camisa que tanto me fastidiaba en este momento.
Estaba envuelto en ella, en sus caricias, en el calor que emanaba su cuerpo y en el roce constante de nuestra piel. Me hizo delirar la profundidad de sus besos y sus manos recorriendo mi torzo, enredando sus dedos en mi cabello y enterrando levemente sus uñas en mi piel.
Si el desastre andante buscaba llevarme al límite, ya lo había conseguido. Estaba intentando controlar mi mente para resistir porque esta tarde mi interés principal era ella, hacerla sentir como nunca antes se había sentido. Que su mente quedara en blanco de placer, quería que se preguntara a sí misma: ¿Por qué no intenté esto antes? ¿Por qué no intenté esto antes con él?.
Mi premio serían sus gemidos y su humedad. Buscaría llevarla al borde de placer, y luego, hacerle rebosar por completo.
Enredé una de mis manos en su cabello y lo sujeté con fuerza mientras introducía mi lengua en su boca, di inicio a una guerra que ninguno de los dos estuvo dispuesto a perder. Hurgar entre sus labios y boca fue excitante, pero nada pareció saciar mis ganas, deseaba más, deseaba todo de ella.
Besé sus mejillas y bajé por ellas entre besos húmedos mientras me dejaba envolver por su peculiar aroma a uva que tanto me encantaba. Lamí, subcioné su piel cuidando de no dejarle marca, di leves mordidas con cada beso y le gustaba. Su respiración era un desastre, sus labios entreabiertos soltaban leves quejidos.
Me hizo girar con un movimiento rápido, inesperado, fuerte y determinado. En cuestión de segundos quedé bajo su cuerpo, dejó caer sus manos sobre mi pecho mientras su cabello caía a los lados de su rostro y me sonreía llena de picardía.
La vista que me daba era perfecta en todos los sentidos. Deslicé mi mirada y una de mis manos por su abdomen, por entre sus pechos encerrados en ese sostén que quería arrancar de su piel, y luego estaba su cabello, su rostro, sus pecas.
Cerró los ojos ante la sensación que le produjeron mis caricias, mi pulgar jugó insistentemente con sus boca y se dejó caer lentamente sobre mi entrepierna.
Contuve la respiración y ante tremenda sensación me vi obligado a decirme a mí mismo: piensa en el Fútbol.
Movió sus caderas de alante hacia atrás, su movimiento era sexy, tenía ritmo. Me hizo preguntarme si alguna canción se reproducía en su cabeza porque fue como si bailara sobre mí. El roce con ropa intermedia fue desesperante, lento pero jodidamente placentero y en ningún momento dejé de jugar con su boca. Sus manos fueron a parar en mi pecho y sin quitar su penetrante mirada de la mía dejó escapar un fuerte gemido que consiguió hacer subir el calor a sus mejillas.
Echó su cabeza hacia atrás, sus manos apretaron la piel de mi pecho y mordió fuertemente mi dedo.
—Puedes gemir todo lo que quieras, sin vergüenza —le hice saber con mi voz increíblemente quebrada y agitada—. Me encanta oírte.
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Igualitaria Intención
RomanceTodo inició con un beso robado y con la necesidad de venganza que nació después de ese acto. Manu y Karla tienen pocas cosas en común, ella es espontánea y él suele mantener todo en orden y calculado, no son más que polos opuestos con gustos y pers...