Manuel Young
Había encontrado la forma de mantener a Karla tranquila, en silencio, quieta, sin su impulsividad elevada al cien, ni sus locos pensamientos yendo y viniendo.
El truco era golpearla en una parte específica de su cuello para que cayera al suelo inconsciente. La problemática: Yo no sabía hacer el truco.
La cabecita de mi pequeña desastre andante reposó sobre mis piernas hasta que Dafne salió del centro comercial e hizo que me apartara de ella. Antes que Dafne apareciera me encargué de acariciar lentamente el cabello de Karla y quité con mis uñas parte de la sangre seca que había brotado de sus oídos ante la explosión.
Tenía que aceptar que la Karla inconsciente tenía pinta de ángel y la consiente también la tenía, pero se esfumaba cuando abría esa boquita y soltaba con libertad la locura que había en su mente.
Me rompió el corazón verla angustiada por Dafne, pero no tenía nada que temer, la loca de su mejor amiga estaba viva y más pesada que nunca.
¿Dafne, muerta? Primero me moría yo.
– ¡Karla, despierta! –La gritó Dafne y volví a fijar mi mirada en ellas.
Dafne se había sentado sobre el abdomen de Karla mientras con sus manos movía su rostro de un lado a otro con el fin de hacerla reaccionar.
Rodé los ojos. Dafne pensaba con los pies, estaba seguro de que con la cabeza no era.
– ¡Pero déjala en paz!– Le ordenó John– Dafne, esa no es forma de hacerla reaccionar.
¡Al fin alguien se lo decía!
Dafne hizo caso omiso a sus palabras y John bufó con cansancio.
– Decirle algo a ellas es como hablar con la pared –Interferí como si fuera obvio– Al final siempre hacen lo que quieren –Añadí mientras observaba a Dafne jugar con la nariz de Karla, como si fuera de plástico. Tapó sus fosas nasales cortando su respiración y volvió a dejarlas en libertad.
Repitió el acto unas cuántas veces.
– Vas a ahogarla... –Advirtió John con cansancio y Dafne se rio entre dientes.
– Claro que no... –Se quejó y siguió jugando con las mejillas de Karla. Las apretaba y las movía de un lado a otro– Despierta, Dora, tengo un plan macabro en mente y no puedo hacerlo sin ti... –Le pidió sin dejar de mover sus mejillas.
– Ay Dios... –Bufó John mirando hacia el cielo y solté una risotada al verlo rogar por paciencia.
Dafne debería estar muerta en nervios después de tanto alboroto, pero no, se veía feliz.
Bueno... En realidad todos estábamos un tanto felices. Ninguno salió herido y a demás, habíamos visto a Lyssa pedirle a Alexander ser su novio y él le dijo que sí.
El desastre andante se había perdido todo el show por andar de intensa, pero estaba dispuesto a contarle todo con detalles. Cuando Dafne y Ly salieron del Centro Comercial nuestro alivio fue instantáneo, por un momento fue como si la vida volviera a Alex, pero la más afectada pareció ser Ly. No sabía muy bien lo que les había sucedido a ambas allí dentro, pero lo que sea que sucedió le hizo sentar cabeza a Lyssa, le recordó que solo tenía el día de hoy y que él mañana no estaba escrito, así que no estaba dispuesta a perder un segundo más de su vida dando vueltas con Alex. Decidió dejar a un lado todas sus inseguridades y finalmente formalizó una relación con Alexander delante de todos y luego se pusieron románticos, por un instante creí que podría darme diabetes gracias a todas esas palabras bonitas que iban y venían entre ellos dos, pero me sentí feliz y sabía que Karla también lo estaría cuando se lo dijera.
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Igualitaria Intención
RomansaTodo inició con un beso robado y con la necesidad de venganza que nació después de ese acto. Manu y Karla tienen pocas cosas en común, ella es espontánea y él suele mantener todo en orden y calculado, no son más que polos opuestos con gustos y pers...