Epílogo

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Karla McCall

5 meses después.
25 de diciembre.

Me moría de ansias por celebrar nuestra primera navidad juntos y nuestro quinto mes de relación.

Pasé gran parte del día con mi familia y con la familia de Dafne, pero había quedado con los chicos en llegar a las 10:00pm al apartamento de Alexander y Lyssa para llevar a cabo nuestra propia cena navideña como amigos.

Teníamos muchas razones por las cuales estar felices. Lyssa y Alex llevaban felices cinco días de casados. Harry había recibido su título de Abogado hacía un par de semanas. Auron y Alana se irían de intercambio a Canadá tan solo por el próximo semestre. Anny estaba en sus últimos días de embarazo y tendría gemelos. ¡Gemelos! Creímos que sería un solo bebé, pero resultaron ser dos. Casi me desmayo cuando me dieron la noticia y por lo que supe Anthony sí se desmayó cuando se enteró; y por último, pero no menos importante, estaba cumpliendo un mes más de relación con Eloy Young.

Dafne tocó la puerta del apartamento de Alex mientras yo cargaba con la lasaña que nos había correspondido.

La lasaña la había preparado Dafne  mientras yo me limitaba a mirarla y a proponer temas de conversación para hacer del caluroso momento en la cocina un tiempo más llevadero y agradable.

Éramos la combinación perfecta.
Ella cocinaba y yo hablaba para distraer su mente.

—¿Crees que Manuel haya traído el atún? —preguntó Dafne con los ojos entrecerrados mientras esperábamos tras la puerta—. A él le tocaba el atún.

—Estoy segura de que sí —respondí soltando risitas—. Tengo un novio muy responsable, Dafne.

—Lo único bueno que tiene tu novio es que sabe hacer buenos atunes... —bromeó.

Era un talento que apenas habíamos descubierto hace un par de meses, desde entonces a Dafne le agradaba un poquito más. Solo un poquitito.

—En lo más profundo de tu corazón yo sé que tu le guardas un poquito de aprecio Eloy —murmuré.

Manuel se hacía querer, era algo innegable.

—Tal vez, solo tal vez —aceptó meneando su cabeza—, pero... Es más mi odio, porque él quiere robarte de mi lado y algún día lo hará.

Solté una risotada ante su drama y en ese instante la puerta de entrada del apartamento de Lyssa se abrió dejando ver a Alexander con un gorro de navidad puesto en su cabeza.

—Día cinco de casados... —relató Dafne al verlo—. Alexander empieza a usar gorritos de navidad para complacer a Lyssa.

El chico entreabrió sus labios para replicar, pero se dió por vencido.

—¡La razón no importa! Lo importante es que el gorro se me ve bien. —abrió la puerta completamente. Nos adentramos en el apartamento y admiré junto a Dafne cada detalle.

Me lo imaginaba más grande, se sentía un poco diferente estar aquí, mi ser se había acostumbrado al antiguo apartamento.

—Hicieron una muy buena elección —felicitó Dafne.

—Yo hubiera preferido uno un poco más grande, pero a Ly le dan miedo los apartamentos grandes y le gustó este —rodó los ojos y me ayudó a cargar la lasaña—. A demás, no necesitamos tanto espacio, por ahora solo somos los dos.

—Por ahora, eh... —subí y bajé las cejas con picardía.

—Oye, Alex... Si tienen una hija, la llaman Alyssandra —sugirió Dafne.

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