22. Plan conquista

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Manuel Young

– Manuel... Deja de mirarme y camina – Insistió con severidad – Si no te andas, llegaremos tarde.

Aún faltaban veinte minutos. Veinte jodidos minutos y Karla (La chica que solía llegar a clases media hora después),  me estaba apurando para llegar con anticipación.

Esto era rarísimo.

La detallé con la mirada. Sin duda alguna la chica que tenía en frente no era Karla, en ningún sentido.

– ¿Quieres ir a una iglesia? – Le pregunté.  Se detuvo a mirarme extrañó. 

– Es lunes, Manuel... – Respondió – El día de culto fue ayer.

Seguía llamándome así.

– ¡No me llames Manuel!... – Exigí molesto. Pero... ¿Qué sucedía con ella?
– Tienes que llamarme Eloy – Recordé – E L O Y.

– Ya no quiero llamarte así... – Afirmó con suavidad sonriéndome de lado – Porque no te gusta ese nombre.

Pestañeé asombrado. Tanta empatía de su parte me estaba asustando.

– ¿Y desde cuándo a ti te importa que no me guste? – Pregunté anonadado.

A ella le importaba todo lo que me hacía enojar, se aprovechaba de lo mínimo para arruinar mi vida y ahora... Simplemente ya no.

¡Esta nueva Karla me daba más miedo que la anterior!. Necesitaba que se fuera.

– Desde ayer... – Confesó deteniendo su paso – Estuve meditando en mi habitación sobre mis malos actos y dije... Tengo que cambiar.

¿Meditar? ¿Cambiar? ¿Aceptar sus errores?. Detallé a esta nueva Karla... Jeans, suéter color hueso, cabello recogido, apariencia tranquila y para empeorar todo, recordé ese extraño beso voluntario.

Esta no podía ser Karla.

Mi mirada se desvío a un grupo de gansos que estaban reunidos tranquilos junto al lago. Tomé a Karla del mentón y la hice mirarlos.

– Un animal... Ve a molestarlo –La animé. A ella le gustaba molestar a todo lo que tuviera vida y más a esos gansos.

– No quiero... – Se negó y volvió a emprender el camino al bloque que nos correspondía.

Pero... ¿Qué sucedía con ella?. No iba a soportar su extraño comportamiento un minuto más. La tomé fuertemente de su brazo y empecé a arrastrarla en dirección contraria, directo a la salida de la universidad.

Inició un forcejeo y la agarré mucho mas fuerte.

– No... ¡Manuel, tenemos clases! – Gritó y se soltó de mi agarre de un tirón – ¿A dónde crees que me llevas?.

– ¡Necesito que te saquen el demonio que se te metió!... – Respondí y frunció el ceño.

Karla me preocupaba. Primero, me enviaba imágenes fuertes, después un vídeo macabro, luego me besaba y ahora era una tipa tranquila. Este repentino cambio me tenía de los nervios. No me gustaba para nada, tenía que volver a ser ella.

– ¡Respeta! – Ordenó cruzándose de brazos – Al que deben sacarle el demonio es a ti – Señaló molesta intentando no levantar su voz – En la fiesta de Lyssa me besaste y fuiste un pervertido. Eso no lo haría el Elo... – Se detuvo de tiro – El Manuel que conozco – Continuó.

Rasqué mi nunca con incomodidad.

– Lo siento... – Me disculpé mirándola a los ojos – Lo siento mucho. Yo estaba enojado porque tú me hiciste enojar... Todo lo hice bajo enojo y lo de la perversión fue un jueguito – Expliqué y subió una ceja – En realidad ni siquiera sé por qué dije eso. Yo no estaba pensando... Primero, sentí mucho enojo y luego, después de besarte mi mente se quedó en blanco y empecé a decir cosas sin pensarlo – Confesé.

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